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"Even if the down before sunrise is darker than anything, never forget that the stars you have wished for rise only in the darkness."
Dong-Sun leía por encima, de forma desordenada, y rozaba con sus dedos algunas de aquellas frases escritas en boli de gel azul sobre el papel. Algunas parecían haber sido realizadas con saña, provocando letras picudas, angulosas, con un ligero exceso de tinta que había creado un pequeño relieve sobre el papel maltratado, como esas 4 letras que llamaban la atención en una esquina de la hoja, más grandes y repasadas más de una vez, separadas por puntos. "T.E.A.R"
Dong-Sun las nombró en alto y pensó si no sería aquello un código secreto.

"Comparing my dead passion with others
It's now a part of my daily life."
"Even loneliness turns into something you can see"

-Quizás no soy el único gótico después de todo. -El cantante, habiendo recorrido ya una serie de escuetos textos más bien oscuros y truculentos, habló para sí mismo en aquella solitaria pero elegante habitación de hotel iluminada por la blanquecina lámpara del escritorio.
Pero no todo era desolación. Hojeando la pequeña libreta y yendo a la última página garabateada, vio lo que supuso que sería una de sus últimas reflexiones.

"Your voice when you say my name."

Vaya... Se agradecía leer algo más positivo, incluso romántico. No recordaba haber dado con otra frase de ese calibre.

Eran las 3 am y apenas había unas cuantas luces salpicadas por la fachada del hotel, procedentes de otras ventanas, y Yoongi había huído tan deprisa de él que había solado sus pertenencias de cualquier manera sobre el escritorio, y la mochila abierta había dejado aquella libreta de tapa marrón oscura y arrugada practicamente a la vista, y bueno, Dong-Sun ahora mismo era una persona aburrida y con insomnio, gracias en parte al festín de gemidos y grititos ocurrido en la habitación contigua, lo que le había hecho agarrar uno de aquellos botellines disponibles en el mueble-bar y pasar aquel rato acompañado de alguna manera.

Había tomado ese pequeño tesoro, del que aún no estaba seguro de si se trataba de un diario, un libro de ideas o... ¿Canciones? ¿Poemas?
Las páginas mostraban un frases duras o suaves, a veces apenas legibles, incompletas, de trazos agresivos en una mayoría, escritas en horizontal y diagonal, cubriendo los huecos libres. Todos los espacios eran aprovechables. Tachones, más tachones y apuntes en algunas esquinas, que a veces también eran adornados con dibujitos simples e insulsos.
Una obra de arte moderno y transgresor (y odiaba reconocerlo porque era fruto de Min Yoongi) que le había tenido enganchado durante un rato largo, y es que a pesar del sentimiento más bien pesimista y frío que calaba en aquellos textos, la profundidad y emociones que navegaban entre esas páginas le tenían en parte cautivado. La ira, la frustración, soledad y desesperación, el placer más carnal o el odio, se olía a través de los poros de ese papel.

Cuando Dong-Sun había leído y releído las letras del grupo, le habían parecido en su mayoría estúpidas, superficiales, a veces infantiles o típicas de adolescentes cuyo más grave acto de rebeldía era romper un cristal de una casa que no era la suya y el corazón a alguna que otra niñita mojigata.
Pero todo aquello no tenía nada que ver con lo que tenía ahora frente a sus ojos. Frases seguramente escritas a vuela-pluma, pero únicas, duras y refulgentes como un diamante.

-¿Qué coño estás haciendo?

Ni siquiera se había percatado de la sombra que se había formado en la pared frente a él. Esa voz particular y, de hecho, dueña de aquella libreta, interrumpió su lectura, y una de las hojas casi se rasgó por completo cuando el objeto fue arrancado de sus manos.

-Yoongi...

-¡¿A ti quién coño te ha dado permiso para husmear en las cosas de otro?! -El teclista devolvió de mala gana la libreta de nuevo a su mochila, de donde no debería haber salido.
Su aliento destilaba alcohol y sus ojos centelleaban en furia cuando le miró. Dong-Sun lo sabía, sabía que leer esa libreta no estaba entre sus mejores ideas. Pero la intención inicial había sido sólo abrirla, hojearla. No esperaba verse atrapado entre sus líneas, menos aún entre las líneas creadas por ese creído impertinente. Y aunque no pensaba llenarle de elogios, por muy conmovido que se hubiese sentido con algunas de aquellas frases, tuvo que bajar la guardia. Al fin y al cabo, Yoongi tenía todos los motivos del mundo para enfadarse.

Burn it || Yoonmin || (EN EMISIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora