Burn it || Yoonmin || (EN EMISIÓN)

19

Te odio... Te odio, te odio, te odio...

Jimin repitió esa retahíla, mareado y acostado en su cama, una y otra vez, al mismo tiempo que se desesperaba, prácticamente gritando de impotencia, incapaz de soportar la tensión aún latente en su cuerpo, el calor aún bullente en su entrepierna, el sabor dulce en su boca. Tocó sus labios maltratados, algo hinchados, con las yemas de sus dedos, ahí donde él había dejado su sello con su boca absorbente y ansiosa.

Yoongi prácticamente le había obligado a volver a casa, cuando la noche se hizo más oscura y silenciosa, cuando Jimin miró el reloj en su móvil, lamentándose por la cantidad de actividades que le esperaban en unas horas.

-Vamos a casa. -Habló rotundo Yoongi, una vez fuera del parque, del que habían tenido que salir escalando la verja, que fue relativamente fácil al tener un muro de ladrillo como apoyo. Jimin pensó que, con ellos, acabaría hecho un experto en  asignaturas variopintas propias de vandalistas como "Escape y huída" y "Trepa de muros y verjas".

-Oh, ¿a tu casa dices? -El menor se toqueteó los labios, sugerente.

-Tú a la tuya y yo a la mía. -La emoción henchida del menor se desinfló como un globo.

-¿Qué? ¿Por qué?

-Has dicho que tienes muchas clases mañana, no seré yo el que joda tu futuro en la danza.

-Por eso, es decisión mía si quiero quedarme o ir a tu casa. -Jimin habló sugerente. -O tu a la mía o...

-No no, pequeño. Otra vez será.

El rubio  pocas veces se había sentido tan estúpido, incrédulo ante lo que acababa de escuchar. Y aunque ese "pequeño" le hubiese removido algo, la incomodidad pesaba más. ¿En qué momento había sido buena idea dar por hecho que esa noche tendrían sexo? ¿Que él querría acaso? Aunque, tras la escena de hace unos minutos, era difícil pensar que no sería así.

-Vale vale, amargado.

-¿Amargado yo? -Yoongi frunció el ceño, entre molesto y divertido por la nueva rabieta del chico a su lado.

-Sí, Don Amargado.

Yoongi frenó sus pasos y con él, Jimin, que había sido retenido por el mayor, que le miraba con una sonrisa de culpabilidad.

-Veeenga... No te enfades.

-No me enfado. Sólo doy mi opinión.

-Jimin... -El teclista le nombró, tras una sonora carcajada, elevando luego una ceja, mirando el rostro evidentemente enfurruñado del rubio, al contrario que el suyo, que sonreía. -Ven aquí, anda. -Le rodeó con los brazos, intentando atraerle hacia su cuerpo.