6

1.3K 160 45
                                    

Jungkook miró inquieto a derecha e izquierda de la calle, divisando justo al rubio girar en una de las esquinas a lo lejos.

El chico avanzaba rápido pero Jungkook corrió más, hasta alcanzarle, llamando su atención con un toque en su hombro.

-¡Jimin! -Exclamó con la voz ligeramente ahogada y notando un pequeño espasmo en el contrario al verse sorprendido.

-¿Qué haces aquí? -Interrogó Jimin, frenando sus pasos. -Espero que no hayas venido para intentar convencerme de que Yoongi no es un gilipollas.

-Ahm... Quizás iba a hacerlo... ¿Un poco?

Por un momento Jimin quiso reírse por el gesto de inocencia del menor, pero su enfado y decepción actuales no le permitieron dar rienda suelta a una pizca de positividad.

-Pues olvídalo. -Con estas palabras, Jimin intentó seguir su camino.

-¡No! -Jungkook le tomó del brazo, llevándose una mirada recriminatoria del rubio, que intentó apartarlo en señal de rechazo.

-Que no, Jungkook, que paso del tema. Además él tiene razón, no lo he hecho bien, no le he dedicado tiempo. Fuí un irresponsable, no sirvo. Pues ya está.

-No deberías ser tan drástico ni tomarte tan a pecho lo que él haya dicho.

-Pero es verdad. Si he fracasado, he fracasado, Jungkook.

Su voz se resquebrajó y el pelinegro pudo ver el brillo en sus ojos cuando dijo esto. Realmente las palabras de Yoongi habían calado hondo en él, y su reacción en el garaje, que a Jungkook le había parecido más la típica pataleta, como una discusión entre niños, se había tornado en dolor. El dolor de la decepción de uno mismo, de los errores propios. Parecía que Jimin se tomaba demasiado a pecho los fallos, incluso los elevaba al infinito. Eso podría ser bueno si conseguía aprovechar esa sensación para resurgir con toda su fuerza o muy malo si se hundía a la mínima.

El sentimiento que el menor veía reflejado en sus pupilas, esa aparente fragilidad, no concordaban con aquella seguridad y confianza que había manifestado hasta el momento.

Jungkook se sintió conmovido y le llevó unos segundos responder.

-Vamos a tomar algo.

-No no... No me apetece irme ahora ni de cervezas ni a fumar hierba.

-¡No, idiota! Vamos a cenar algo tranquilamente. Una pizza, una hamburguesa... Porque no esperes que te vaya a llevar a un italiano, ¿eh?

Jimin le miró sin comprender. El afán  de ese chico por conocerle, por siquiera molestarse en recuperarle de alguna forma, sin saber nada de él, le soprendía.

-Realmente apenas hemos tenido contacto estos días, quiero conocerte. ¡No me negarás eso! Prometo no sacar el tema. -Prosiguió Jungkook.

Y tras un suspiro de resignación y porque en el fondo se habría sentido mal por haber rechazado sus buenas intenciones, Jimin se vió a los pocos minutos sentado en una mesa de blanco y rojo chillón esperando a que su nuevo acompañante volviera con su pedido. En el local flotaba cierto olor a comida grasienta y eso estaba estimulando su estómago, que rugía necesitado.

El pelinegro volvió con una gran bandeja y 2 hamburguesas acompañadas de patatas y coca cola, que depositó en la mesa, sentándose él frente al rubio.

-No esperaba que te hubieras pedido coca cola. -dijo Jimin, observando cómo el contrario tomaba su refresco de una pajita.

-¿Esperabas cerveza? Hamburguesa y cerveza es extraño. Es de cuarentones.

Burn it || Yoonmin || (EN EMISIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora