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"Yo creo que si juntamos tus ojos con mis labios, hacemos un Picasso. ¿Tu qué crees?"

Y tras este mensaje, Jimin recibió una foto tipo collage de ambos, naciendo así una especie de grotesco Cuasimodo coreano golpeado. Picasso les habría dado a los 2 de palos también de sólo osar nombrarle para semejante meme.

Jimin soltó una risotada. Daba igual la situación, cuánto azotase la marea su barco o cuán lejos se viese la luz, Jungkook siempre conseguía sacarle unas risas.

Yoongi había sido tan precavido como para preguntarle si quería que los demás miembros supiesen de lo ocurrido y con qué cantidad de detalles, y de la danza. Jimin no estaba muy por la labor de compartir, sobre todo, su humillación, pero pensó algo: si accedía a estar con ellos, de ahora en adelante ese grupo eran compañeros, amigos, familia. Yoongi había sido muy claro. No había éxito sin confianza y había situaciones que involucraban a todos.

Así que a lo largo de ese día fué recibiendo una procesión de mensajes de apoyo, preocupación y confort, así cómo sorpresa: "¿Rockero y bailarín? Eres extraño, Jimin, pero me gustas", fué una de las reacciones de Tae. De hecho, a este y a Jungkook tuvo que decirles un "no" rotundo para evitar que se presentasen en su casa. De Hoseok no supo nada, como era habitual. Cuando ese chico hacía acto de presencia, normalmente no traía nada bueno, así que lo prefirió así. Namjoon le habló con muy buenas palabras, algo muy propio de él y Yoongi le había preguntado por su estado, recibiendo cierta frialdad por parte del otro.

Necesitaba tiempo a solas consigo mismo, para reflexionar, para sentir, para poner en orden sus ideas.

Había abandonado la casa del teclista con incomodidad, con un pesar profundo, con grietas que se abrían en sus entrañas y las resquebrajaban, amenazando su integridad, y con ese sentimiento malditamente desagradable: el de ser relegado, sustituído. El sentimiento de estar a punto de alcanzar la meta y ser adelantado en el último momento. El sentimiento de ser el segundo en el podio. Y sabía que realmente todo era una mentira de su cabeza, porque Jimin sólo era un amigo y Hoseok era más que eso. Jugaban en ligas distintas.

Y eso lucraba enormemente a sus demonios, unos recientes compañeros de aventuras. Celos. Celos que se habían alimentado con gula, de aquel chico que entró libremente en la casa (demasiado conocida ya, suponía), de aquel beso silencioso, de los susurros... De la intimidad palpable entre ambos. Como un Gremmlin al que no puedes dar de comer después de medianoche, ellos lo habían hecho, y la criatura que estaba naciendo de eso podía ser temible e incontrolable. Podría dejar atrás toda apariencia de peluche amoroso para convertirse en otra versión, más malvada, más extremista, más insensible o, al menos, más disimuladamente insensible y fría. Y Jimin tenía miedo de eso, de sí mismo, de sus sentimientos.

O todo o nada.

Pero Yoongi sólo era un capricho, ¿no? ¿Entonces por qué ese órgano que sólo podía traer comederos de cabeza bombeaba más rápido en su presencia y se desbocaba con ciertos gestos? ¿Entonces por qué sentía que podría erupcionar como un volcán, furioso e imparable, de sólo pensar que él, Hoseok, podía tenerle, besarle, tocarle cuando quisiera? Y Yoongi correspondía y eso sólo avivaba su fuego. ¿Pero por qué tenía la impresión de que el rubio a veces buscaba más contacto? ¿Sería una mala pasada de su cabeza? Tenía que serlo. Y eso le volvía loco. Y, definitivamente, no podía llevarle por buen camino. Eran Yoongi y Hoseok, una línea entre 2 puntos, nada más. Nadie había hablado de triángulos.

Jimin no supo en qué momento Yoongi empezó a ocupar tanto tiempo en sus días ni tantos huecos en sus pensamientos. Por momentos le odió y deseó no haberse cruzado con él, ni con ninguno de ellos. Él había llevado una vida ordenada dentro de una casa ordenada y una escuela ordenada con unos objetivos claros. Y de repente había pasado un tornado y todo se había desmoronado, volcado, cambiado de lugar.

Burn it || Yoonmin || (EN EMISIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora