Capitulo 17: ¿Amorcito?

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Me despertó la voz desafinada de Victoria que cantaba en la ducha lo que sea que cantaba, solo no se le entendía y era horrible su voz.

—Hola—dijo Ximena con todo el cabello en la cara y enredado, se estiró y sonrió entre la melena que no dejaba ver su cara.

—¡El tío cosa!—grité, di un salto, quedé parada en la cama en pose de guerra y reí a carcajadas.

—¡Ahhh!—gritó Victoria al salir del baño y ver a Ximena, luego todas explotamos en carcajadas sin parar.

—No exageren—dijo Ximena quitándose el cabello de la cara y limpiando saliva de su mejilla con su muñeca.

—Nos gusta hacerte bullying amiga—dijo Victoria sentándose en el sofá y sacando una revista para leerla con atención mientras hacía muecas.

—Sí, y...—en eso comenzó a vibrar mi celular en mi trasero—intentaré tenerlo con sonido, esto se siente horrible—dije sacando mi celular de mi trasero.

Era una llamada de Nelson, sonreí inconscientemente.

—Te esta llamando el FBI, ¿cierto?—dijo Ximena comiendo una galleta.

—Sí—les respondí a las chicas entre risas contesté la llamada.

—Dos elefantes se balanceaban sobre la tela de una araña...¿Qué sigue?—dijo Victoria de fondo.

—Hola—dije al descolgar.

—¿Quieres ir a desayunar?—preguntó Nelson

—Estoy un poco...—me detuve.

—¡Duro contra el muro, suave contra el pavimento y fuerte hasta Narnia!—gritó Victoria.

—Eso no rima, tiene que rimar—dijo Ximena.

—Pero no está prohibido hacerlo sin rima—se defendió Victoria.

—Tengo planes con las chicas.

—¿Cuales?.

—Entrenar, en dos meses tenemos que ir a Alemania, recuerda las regionales—dije con voz obvia.

—Bueno—dijo—Adiós—cortó la llamada.

—A...—no escuché más que el sonido de cuando cortan.

—Ustedes dos, ¿por qué hablan estupideces cuando hablo por teléfono?—dije bajándome de la cama.

—Vamos a entrenar mejor—propuso Ximena tomando el bolso.

—Claro—dije y me hice una cola de caballo para tomar mi bolso e irme con las chicas.

•••

Un mes después:

—Un mes que llevamos juntos—dijo Nelson con sus manos atrás de su espalda, pero sí noté la bolsa que llevaba.

—Sí—comencé a tratar de ver sus espaldas—¿Qué traes?—pregunté asomando mi cabeza por detrás de la espalda de él.

—Espera—dijo causando tensión por unos segundos y me entregó la bolsa plástica.

La abrí y era un unicornio de rosa chillón, como el de la feria, grande y adorable.

—¡Ahhh!—grité emocionada y abracé el unicornio.

—Eres peor que un bebé—dijo desordenando mi cabello con una sonrisa.

—Lo dices ahora—dije sacudiendo mi índice—Pero, ¿sabes que es feo?

—¿Qué?.

—¿Sabes qué es feo?—repetí algo pensativa.

El internado #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora