Capitulo 11: Literatura

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—Bueno...—dijo Jacob encogiéndose de hombros con las manos en los bolsillos de su pantalón.

Me quedé igual que Jacob, hubo un silencio incómodo. Yo veía el suelo y el cielo hasta que Jacob decidió hablar, porque como él no se movió no pretendía dejarlo solo con su tristeza.

—Mañana siempre con las tutorías de literatura ¿cierto?—cambió de tema viendo hacia otro lado, estaba sonrojado.

—Sí, sí, a las dos de la tarde...como siempre—respondí nerviosa. Estaba confundida por su cambio de ánimos.

—Te veo mañana—se despidió para irse con calma.

Me quedé de pie unos minutos pensando y procesando lo que acababa de pasar, hasta que reaccioné y me fui. Eso no salió de mi cabeza durante todo el día.

Mientras caminaba pensé en Jacob, en que lo había lastimado aunque yo no quería, pero iba a lastimarlo más si lo engañaba con que si éramos algo o siquiera le daba esperanzas. Me acuerdo cuando peleaba con las chicas cuando lo lastimaban, creo que deberé pelear conmigo misma.

Al frente de la cafetería al aire libre había una actividad de música, los y las estudiantes iban a mostrar su talento con instrumentos o su voz para ganarse una semana de café gratis. Decidí quedarme ahí para ver y despejarme, nunca asistía las actividades del internado.

Al sentarme en un sofá pequeño que estaba en una esquina, decidí poner atención a la gente que iba a presentarse, que la mayoría no cantaban nada bien y no tocaban ningún instrumento. Algunas personas sí cautivaban, otras solo provocaban ganas de llorar por la pena ajena que provocaban en una.

Después de un buen rato aburrida, me sorprendió el ver como Nelson se subía a la pequeña tarima con una guitarra. No sabía que cantaba, y lo dejé pasar como si nada, hasta que pasó lo inimaginable.

—Adriana—dijo Nelson al micrófono señalando hacia mi, y en eso todos me volvieron a ver. Me sonrojé.

Al instante me encogí de hombros y traté de hacerme más pequeña porque todo el mundo me veía con curiosidad.

—Está canción es para ti, Adriana—dijo Nelson al micrófono sentándose en una silla con una guitarra, se veía confundido y nervioso.

Y comenzó a cantar: Thinking out Loud de Ed Sheeran.

No cantaba mal, y la canción es hermosa de principio a fin. Pero no entendía que ganaría él con ésta estupidez, ya bastante pena tenía en ese momento para que me provocará más.

El estómago se me revolvía como nunca y sentía calientes mis mejillas por lo sonrojada que estaba. Nunca había querido desaparecer tanto en un solo día.

Nelson terminó con un gracias que hizo a todo el mundo explotar en aplausos y gritos. Algunas chicas se dieron vuelta para verme con algo de fastidio. Yo solo quería estar acostada en mi cama, sabía que no tenía que ir a esas actividades.

Pensé rápido y salí casi que corriendo de ahí porque noté que se estaba acercando a mi con una sonrisa. Fui a la banca del lago porque tal vez no me encontraría ahí, pero fue la peor opción, en el fondo lo sabía pero también estaba muy estresada para pensar con cordura.

—¿Te gustó?—preguntó Nelson detrás mío.

Me levanté y di media vuelta—¿Qué pretendes maldito imbécil?—pregunté golpeando su hombro.

—Nada—respondió con una voz inocente y serena.

—¡Já!—reí sarcástica—Sé que algo pretendes, no soy estúpida—dije cruzada de brazos—Todos son iguales—me crucé de brazos volviendo a sentarme en la banca.

El internado #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora