Adriana Narra:
Estaba acostada en la cama de la habitación del hotel de Alemania en el que me encontraba con todo el equipo femenino de fútbol del instituto junto al equipo que se supone que es mío (nos llevaron mezclados para ver que tan bueno es mi equipo jugando con el oficial).
Las habitaciones iban por dos chicas en cada una y a mi me tocó con una tal Maya, sabía que estaba en el equipo pero nunca me llevé con ella como para ser "mejores amigas íntimas" como con Ximena y Victoria. Algunas habitaciones eran de cuatro personas para ahorrar espacio.
—Me voy a duchar—le informé a Maya.
Ella era rubia pero no un rubio llamativo, algo oscuro, y algo palida, ojos verdes y siempre llevaba en su outfit color rojo junto, y en sus uñas y labios (así siempre la veía sin importar la situación).
Maya sólo asintió y siguió leyendo su libro de la historia de, cualquier cosa, eran demasiadas palabras y no le pongo demasiada atención a lo que hace o no.
Entré al baño como si nada. Esa chica era rara. Hasta cuando entré con mi unicornio lo vio todo el rato hasta que le puse una sabana encima, y no necesariamente al unicornio.
Me duchaba mientras cantaba una canción de Iggy Azalea Fancy, cual cantaba como si estuviese un concierto a un gran público.
Salí de la ducha, me envolví en la toalla. Me dirigí al mueble, que se encontraba dentro del baño, el que Maya y yo lo dividimos a la mitad para cada una y sus pertenencias.
Busqué unos pantalones jean color azul marino, un crop top blanco sin mangas solo con unos delgados tirantes, unos botines negros. Me maquillé muy poco, me puse accesorios y me alisé el cabello.
¿Por qué me aliste tanto? Porque tenemos una cena de "bienvenida" por ser uno de los muchos estudiantes que usan el ejercicio o deportes como su pasa tiempo y no las drogas (lo que venía en el folleto que nos felicitaba). Sí exageran un poco. En fin, quería ir bien porque tengo un lado diva.
Salí de la habitación sola porque Maya no quiso salir y dijo que luego bajaba a la cocina, por eso dejé a mi unicornio escondido (lo ve con deseo, luego lo roba).
Bajé al restaurante que era gigante y lo vi como por un gran rato con sorpresa, y de gran rato, hablo en serio, me sorprendía que nos metieran en un lugar tan lujoso.
—Hola—susurró una voz masculina y seductora a mi oído que hizo en se me pusiera la piel de gallina.
—¿Hola?—pregunté aún dando la espalda mientras llenaba mi plato de comida.
Me di media vuelta para ver quien era el tipo que se atrevía a llegar a hablarme.
—Eres Adriana Dallas ¿verdad?—insistió el chico con cabello negro, ojos azules y algo alto, con una apariencia que mataba a cualquiera. Hablaba con un acento que lo hacía todavía más irresistible.
Por Dios, que sexy, ¿cuántas nutellas andantes voy a ver en Alemania?.
—¿Qué pasa si te digo que soy...soy...Wendy?—pregunté curiosa con una mirada odiosa, porque como dice mi mamá: no hables con extraños.
—Sabría que estas mintiendo porque soy el que se encarga de guiar a su grupo norteamericano y ser su traductor en las situaciones que lo necesiten—dijo riéndose, mostrando sus dientes tan blancos que sentí que me quedaba sin vista.
—Interesante—dije con mi dedo índice en mi barbilla mientras con la otra mano sostenía mi plato de comida. Lo miré de pies a cabeza con el ceño fruncido, noté que en su camisa tenía un gafete con su nombre y abajo decía "traductor".
—Eres más guapa que en la foto del equipo. Fuiste a la primera que mis ojos se guiaron en la foto—dijo lamiendo sus labios con una sonrisa.
—Gracias—dije con una risa coqueta—Pero creo que tu deber es traducir y no coquetear—sonreí tierna.
Ya comenzaba la labia de los chicos, yo que creía que los alemanes aunque sea tenían sus trucos pero no.
Rio nervioso y algo incómodo.
—Te llevaré a la mesa del equipo, no están todas pero la cena es a las seis, tranquila—dijo viendo el reloj de mano color negro que tenía—Y mira—sonrió volviéndome a ver—Podríamos ir a caminar y te muestro todo el hotel—dijo sonriendo.
—Mejor voy y me siento en la mesa—dije e hice a dar un paso después de tomar mis cubiertos.
—Son las cinco de la tarde...vamos—dijo y agarró mi mano y me hizo caminar con suavidad.
—Bueno—dejé mi plato a un lado. Según habían dicho si se nos presentaba algo y no podíamos comer, entonces se podía hacer después—Vamos—lo seguí.
Me mostró parte del hotel e íbamos agarrados de la mano, no sé porque pero no lo solté, algo se echaba en las manos que las tenía tan suaves. Además, tal vez eso me haría olvidar a Nelson por un tiempo m.
En un momento se detuvo y yo hice lo mismo.
—¿Te gusta el lugar?—preguntó acercándose.
—Sep.
—Que bueno—dijo y en eso ya tenía sus labios en los míos sus manos en mi trasero y su cuerpo pegado al mío.
Lo empujé le di una bofetada en cada mejilla y le patee su amigo.
—Maldita sea ¿¡Qué te pasa?!—dijo encogido mientras saltaba de un pie. Dijo otras cosas en aleman pero no entendí ni mierda.
—Me pasa que eres un maldito aprovechado de mierda...ve y busca un...—en ese momento de terminar todas mis ofensas Maya llegó.
—¿Qué te pasó?—preguntó Maya viéndome con mi cara roja de furia y la suya de sorpresa y horror. Desvío los ojos al chico en el suelo y luego volvió a mi.
—Un maldito—dije—Vamos a comer—le agarré de la mano y la llevé a el restaurante casi que arrastraba porque ella insistía en saber qué pasó.
Fue lo más raro que me ha pasado en toda mi corta vida. Un tipo extranjero creyendo que soy una fácil. En primer lugar no tuve que aceptar tomar su mano, seguro eso le hizo pensar que abría las piernas rápido.
Nelson Narra:
Estaba comiendo junto a Luis, mi nuevo amigo desde que Ted se le ocurrió arruinar mi vida y apuñalarme por la espalda.
—¿Puedes venir?—preguntó mi prima Diana levantándome de la mesa de un jalón de brazos.
Me llevó a un lado donde sólo estuviéramos los dos.
—¿Qué pasó?—pregunté—Mi cupcake estaba rico—dije lamiendo mis tres dedos llenos de las sobras.
—Sólo que te he visto muy preocupado y nervioso estos días, ¿verdad que no es por lo de la competencia?—dijo jugando con su collar de mariposa.
—Claro—dije—Sólo son típicas cosas que pasan en mi situación como jugador—dije bajando la mirada y balanceándome un poco hacia adelante y atrás.
—Si como no—dijo riendo—Es por Adriana, no digas que no—cruzó sus brazos.
—Sí, es eso...ella...lo que sea...—dije balanceándome con las manos en los bolsillos de mi sudadera.
—Si quieres yo puedo cooperar—dijo jugando con el botón de mi camisa.
Alejé sus manos de mi pecho algo disgustado.
—No te volveré a tocar como lo hacia antes—dije furioso, lancé sus manos y volví a la mesa donde comía.
—Maldito—dijo atrás mío con voz de furia y escuché un golpe en la pared.
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El internado #1
HumorNota: Se están editando faltas de ortografía y cualquier error en la historia. Una típica chica...al menos eso hace aparentar pero ella es un peligro. -¿Otro colegio? -dije dejando los ojos en blanco. -Sí "otro colegio" -suspiro- Te expulsaron de la...