Capitulo 32: Amenaza

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-¡Nutella! -le grito Emily a Ted mientras lo agitaba.

-Mujeres -susurro Nelson riendo.

-Deben ser sus antojos en el embarazo, ya tiene la panchita -sonreí.

-Escuchala- me señaló- Recuerda que prometiste comprar mis antojos -le hizo cara inocente y triste.

-Son las... -volvió a ver su reloj de mano- ...las diez de la noche, ya es tarde no nos dejaran salir.

-¿Y sí salimos aún así? -hice una sonrisa de "alerta Adriana" que todos conocían.

-No

-¿Por qué no Sr. Ted? -hice una mueca de desagrado.

-Porque nos podrían castigar o un reporte.

-Es lo de menos -dijo Victoria y se levanto del sofá.

-Bueno, ¿vamos? -él se encogió de hombros.

-¡No ire! Es mi última palabra -se cruzó de brazos y se sentó de un saltito al sofá.

Tres minutos después:

-Ustedes son un mal ejemplo para mi, imagínense que el bebé salga como Adriana- me rei fuertemente al escucharlo.

-Siguelo diciendo y te tocara rezar cuando nazca- habló Victoria burlonamente.

-¿Te decidiste por el nombre? -le pregunto Ted a Emily.

-Sí claro.

-¿Como se llamará? -pregunto rápidamente muy ansioso.

Emily se quedó callada un rato y lo volvió a ver sonriente.

-Habla.

-Sí es niña se llamará Megan.

-¿Y niño? -preguntamos todos al unísono.

-Max

-Lindo- sonrio Maya.

-Tú cállate -le pidió Victoria.

-Yo no pedí tú opinión, estúpida.

-Eres una metida.

-Tú más.

-Ni entiendo porque te tragimos sí ni llevas tiempo suficiente aquí.

-¡Ah sí! No entiendo porque sigues viviendo aquí.

-Ja, que ofensa.

-Perra.

-Tú eres una puta, así que cierra las piernas cariño.

-Sí, como no soy la puta de una maldita vieja ardida -sacudio su cabello.

Fueron así todo el camino al supermercado. Al punto que Nelson le subió todo el volumen a la radio que sonaba una canción de Iggy Azalea.

-Voy a el área de higiene, ocupó muchas cosas -dijo Victoria y se fue con Emily.

-Yo me voy a la de comida -se fue Ted con Maya.

-Tú y yo .-dijo Nelson riendo.

-Yo iré a la parte de chocolates y otros dulces -él río y me siguió.

Me puse a buscar la nutella más grande que encontrará y la encontré. Al fondo de todo estaba, del tamaño de mis dos manitas tan pequeñas. Lo podía explicar.

-Ponte está en tus grandes manos -se la entregue.

Nelson lo hizo y cabía en toda su mano.

-Nelson.

El internado #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora