Estaba sentada en clase de matemáticas. Me tocaba siempre sentarme a la par de una chica algo creída, junto con sus amigas. No soporto a ese tipo de gente que se cree superior al resto en todos los sentidos.
—Cállense—dije estresada dándome media vuelta hacia ellas para encararlas.
—Cállanos—dijeron al unísono de una manera retadora y burlona.
—Si quieres, lo hago con mucho gusto—respondí cada vez más enojada y con una sonrisa algo siniestra.
La profesora tocó mi hombro haciendo que reaccionara, me volví para verla pero desearía no haberlo hecho porque estaba molesta.
—Hagan silencio niñas—dijo alterada para después seguir caminando mientras explicaba.
Me volví por última vez a retarlas con mi mirada para después continuar en la clase.
Al terminar la clase, salí apresurada como siempre, pero alguien me detuvo jalando mi cabello provocando que todo mi peso se fuera para atrás y cayera en el suelo.
—Estabas buscando problemas, ¿verdad?—una de las chicas apareció retándome. Se llamaba Tania, creo.
Como siempre en todos los colegios no falta la gente chismosa que al ver que se aproxima una pelea gritan "pelea", y se aproximan al sitio haciéndolo una tormenta de estudiantes alrededor de dos alumnas apunto de sacarse sangre y romperse la nariz.
La chica me golpeó en el labio, yo le devolví el golpe haciéndola caer al suelo.
Era una estupidez estar peleando con alguien por algo tan estúpido e insignificante pero mi tengo un gran problema, no controlo mi ira.
—¿Te rompí la cara cariño?—dije viéndola en el suelo.
La directora se acercó a mi, llevándome jalada del brazo a la dirección. Esto me olía a detención de un mes o expulsión.
—Adriana, queda expulsada—dijo la directora muy seria y nada contenta.
—Gracias—suspiré estirando mis brazos.
—Retírese ya mismo de aquí—dijo señalando la puerta.
Salí de esa sala con mi mamá me viéndome enojada con su mirada fija en mi sin expresión alguna.
—¿Te dije cuánto te quiero?—dije arrugando la cara.
—Adriana—dijo enojada y siguió caminando.
—Mamá, deja y te explico—supliqué—No es mi culpa que esas perras me provocaran—me subí al auto mientras continuaba tratando de explicarme.
En aquel tiempo no le tenía respeto alguno a las mujeres, como cualquier niña inmadura las trataba de perras solo por la mínima cosa que me hicieran.
—Claro, siempre pasa lo mismo—dijo poniendo en marcha el auto—Además, no te permito usar ese tipo de vocabulario conmigo.
—Agradece que es al colegio que me vas a recoger no a la policía, mira el lado bueno.—hice una sonrisa adorable.
Suspiró con estrés y yo me encogí de hombros
en el asiento del copiloto.•
Estábamos otra vez subiendo a un avión para irnos a otro Estado. Otra vez la misma rutina de casi cada año, ¿Por qué mamá no buscó un trabajo menos complicado?.
Esta vez no me preocupaba perder amigos y amigas porque aquí no tenía ni uno solo. Me costó bastante adaptarme.
Llegamos al dichoso estado de Los Ángeles era lindo pero no quería estar en ese lugar porque sabía que iba a tener que tratar de adaptarme otra vez.
ESTÁS LEYENDO
El internado #1
HumorNota: Se están editando faltas de ortografía y cualquier error en la historia. Una típica chica...al menos eso hace aparentar pero ella es un peligro. -¿Otro colegio? -dije dejando los ojos en blanco. -Sí "otro colegio" -suspiro- Te expulsaron de la...