Capitulo 30: Lamiendo labios

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Por suerte tengo tres meses libre del internado. Lastimosamente me tocará volver a aquel infierno de maestros a terminar mi último año de secundaria, obviamente mandaré antes la solicitud de la universidad, mi mamá me lo dijo y me toca por obligación.

—¿Por qué nadie me regala un unicornio?—pregunté de la nada mientras almorzábamos.

—Y el que trajiste, de peluche—respondió mamá.

—Hablo de uno de verdad, ese no vuela a nunca jamás ¿o sí?—dije jugando con la comida.

—¿Por qué mundo no me diste hijas normales?—preguntó mamá viendo el cielo y agitando sus manos.

Creo que lo dice porque yo con 17 años, soy algo psicopata (no tanto como Prim), siento que esas son las palabras para describirme. Mientras que mi hermana de 8 años, juega pocker con las vecinas de treinta años, busca mejoras al mundo tanto en economía como tecnología y usa palabras que ni yo sabía que existían. Resumen: las dos hacemos el papel de la otra.

—Buen punto mamá—dije mientras ponía mi plato en el lavado.

Estaba en el ordenador de mi habitación y sonó el timbre. Mamá se había ido al mercado con mi hermana, yo no las acompañé por motivos de flojera nivel extremo de los domingos y que quería estar encerrada un rato en mi soledad.

—¿Es un un delincuente?—pregunté con mi oreja pegada a la puerta principal.

—No lo creo—respondió la ronca voz de Nelson—¿Me abres?—preguntó.

—Mmh, déjame ver—hice un silencio—No...

—Ocupamos hablar—insistió.

—¿Quieres que llame a la policía por acoso?—pregunté mostrándole por para ventana mi celular como amenaza.

—Por favor no me hagas esto—rogó haciendo cara de perro abandonado.

—Ya te dije que cuando respondo no es no—me mantuve retándolo.

—Pero te expliqué todo en el instituto—dijo haciendo cara de cansado.

—Algo completamente estúpido—respondí haciendo una cara de burla.

—Prim sí me amenazó con matarte, me dijo que si iba contigo no te volvería a ver después de ahí—dijo con cara de que hablaba en serio.

¿Tan loca estaba Prim? Bueno, me podría esperar lo que sea. Es puta, loca, adicta a manipular mentes. Seguro.

—Está bien, te creo pero vete.

—Dímelo de corazón—insistió tocando su pecho.

—Te creo—me puse seria y madura.

—¿Quieres darme una oportunidad?—preguntó con ojos de arrepentimiento.

—No confío en ti, ya son demasiadas cosas.

Me estrese de hablar a través de una ventana y le permití el paso a la casa.

—El amor perdona—dijo Nelson acercándose a mí.

—Pero el amor no traiciona—incluí dando un paso hacia atrás.

—¿Te he fallado?—preguntó.

—Mucho—respondí igual de cerca a él.

—¿Puedo remediarlo?—preguntó.

—No—respondí haciendo cara de pena.

—Sí puedo, tu no me dejas, yo quiero mantenerme aquí pero tu no me dejas—dijo—Deja de alejar a las personas sin ningún motivo—dijo alejándose de mi—Hasta me fui antes de que el baile terminara y le pregunté a las chicas por ti.

El internado #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora