Capitulo 29: ¿verdad o reto?

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Adriana narra:

Por alguna rara razón los chicos no habían llegado al lago. Ninguno de los tres.

—Ya no siento los pies con estos tacones—dijo Victoria quitándoselos exhausta.

—Son las ocho en punto—dijo Ximena viendo su reloj de mano—A las ocho y treinta ya hay que estar en la entrada—incluyó.

—Mira, ahí viene Víctor—dijo Victoria señalando detrás mío.

Me di media vuelta creyendo que venía con Nelson pero no, se dirigía a nosotras solamente él.

—Hola—dijo Victoria a Víctor besándole la mejilla.

—¿Y Nelson?—preguntó Víctor.

—No ha llegado...tampoco Daniel—dijo Ximena sentada en la banca con cara de pocos amigos y brazos cruzados en su pecho.

—Ya viene—dijo Víctor señalando hacia donde Ximena.

—Que bueno—dijo Ximena levantándose para abrazar a Daniel.

—Adriana, Nelson me comunicó que lo vieras en la entrada mejor—dijo Daniel y tomó la mano de Ximena.

—¿Bueno?—respondí confundida con el ceño fruncido.

Fuimos todos a la entrada donde se planeó hacer el baile. Todos entraron y yo me senté en una banca afuera del lugar esperando a Nelson hasta que llegó.

—Nelson—hice abrazarlo pero me evitó.

—Espera—suspiró—Creo que mejor te digo toda la verdad hoy. Ya vamos para la universidad y no hay que vivir en mentiras—pasó la mano por su nuca.

—¿Cómo?—pregunté confundida.

—Adriana tengo que decirte mis verdaderos sentimientos hacia ti.

—Ok, habla—dije confundida y me crucé de brazos.

—Nunca te he querido, sólo anduve contigo por ciertos motivos, te lo digo hoy para que dejes de ilusionarte más de lo que ya estás. Nunca te he amado como tú lo crees...ni como te dije. Pura mierda—dijo con sus manos en los bolsillos y encogido de hombros.

Me quedé un momento callada viendo el suelo intentando no llorar frente a él. No me iba a rebajar a llorar frente a él.

Me di media vuelta y me fui lejos de ahí, no quería entrar al baile por como estaba ahora sentimental y tampoco quería verlo ahí adentro con otra persona o haciendo su papel de mujeriego.

Fui al lago, es mi lugar tranquilo. Nadie me habla, nadie molesta. Estaba sentada, me quité los tacones y me despeiné; no lo pude evitar y comencé a llorar desconsolada mientras veía el lago y mi reflejo en él. Mi maquillaje se corrió y precia un fantasma.

—Hola—dijo una voz detrás mío por mi momento de soledad y tristeza no me dio tiempo de reconocer ninguna voz.

Di media vuelta secando rápido mis lágrimas pero lo empeoré todo, el delineador y rímel, dejé alrededor de mis ojos un negro exagerado.

Era Ted, ese imbécil que intentó propasarse conmigo la otra vez cuando Nelson y yo comenzamos toda nuestra aventura.

—¿Qué?—pregunté con la voz entre cortada.

—Te vi correr hacia aquí llorando y me entró la curiosidad de preguntar: ¿Por qué lloras? ¿Qué haces aquí y no en el baile?...Muchas preguntas —se sentó a mi lado.

—Nada—dije sin verlo.

—Ten—me entregó un cupcake de chocolate con crema de chantillí—Lo dulce sube el animo...a mi siempre me sirve.

El internado #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora