107.COLISEO 1ªPARTE

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Este capítulo (Coliseo) está dividido en 2 partes. Estoy segura que os van a encantar las dos partes. Ya tengo escrita la segunda parte y solo la publicaré cuando este capítulo y el anterior (EL NUEVO APODO DE BAKUGO) lleguen a 150 estrellitas. Si no, os tendréis que esperar al finde de la semana que viene.

Así que haced los deberes que os he pedido. 😛

Todos los personajes y la historia pertenecen a Kohei Horikoshi y Masashi Kishimoto

—¿El asesino de niñas?—preguntó Doflamingo cada vez más intrigado.

—¡Eze zoy yo!—respondió Bakugo dándole otro trago a la botella de sake.

—¿Y eso?—dijo Doflamingo.

—Ez una hiztodia mu ladga y trizte. Nadie debedia ezcuchadda. —dijo Bakugo con la mirada perdida.

—Fufufufu. Pero yo me río por todo, así que a mi sí que me la puede contar. —insistió Doflamingo mostrando los dientes.

—En fin ....—resopló Bakugo.— Pod dode empiezo....—Bakugo le dio un trago grande a la botella de sake.—Yo dazí ed Muff .... Mmm Muzuz, Duzzzzz Muzududu ...—a Bakugo le resultaba imposible decir la palabra Musutafu.— Joded. Do dendo ed da pudda de da dendua. Pufffff. —se tocó la frente.— Mi cabezaaa. ¿Pod qué me duede tadto da cabeza?—

—Fufufuf. Quizás deberías dejar de beber ....—sugirió Doflamingo acerca su mano a la botella.

—¡Nooo! ¡Atdazzzz! —replicó Bakugo abrazando la botella. —¡Ez mía! Mi tezodooo ... ¡Zi da tocad! ¡Te matadéeee!——

—Fufufufu. —volvió a reír, pero con más intensidad. —Me recuerdas a alguien que conocí hace mucho tiempo.—

—¿En zedio? ¿A quied?—preguntó Bakugo, aún abrazando a la botella como si fuera su hija.

—Cuando lo conocí era aún más pequeño que tú. Tenía el mismo mal genio que tú. Trafalgar Law.—respondió Doflamingo con nostalgia.

—¿Ed taddien ez un azezido codo yo?—preguntó Bakugo, con el sueño avanzando en su cuerpo poco a poco.

—No. Pero intentó matar en numerosas ocasiones a mi hermano pequeño.—dijo Doflamingo, dándole él también un trago a su botella.

—¡Bahh! ¡Edtodcez do ze padeze dada a mí! Mi zenzei me dijo que zi bebía me odvidadía de da pdegunta que me atodmedta. Pedo do conzigo odvidadme.—dijo Bakugo mirando la botella de sake en una especie de trance.

—¿Y qué pregunta te atormenta?—preguntó Doflamingo apoyando su cara en su mano libre.

—¿Pod qué da maté? ¿Pod qué no da detuve de otda fodma? —unas lágrimas resbalaron del rostro de Bakugo. —Miz paddez me edzedadon a zer mejod pedzona. Lez he decepciodado.—

—¿Estás llorando, jovencito?—preguntó Doflamingo cada vez más interesado en el chico.

—¿Eh?—Bakugo se limpió las lágrimas con rabias. —¡No eztoy llodaddo! ¡Erez tú ed que edtá llodaddo!—

—¡FUFUFUFUFUFUFUFU!—rió llorando a lágrima viva. Se limpió con un dedo las lágrimas de la risa que le había dado—Tienes razón, chaval. Al final el que ha terminado llorando he sido yo. ¿Por qué no te unes a mi tripulación?—le propuso Doflamingo.

—¿Tdipudaciód? ¿Qué eded? ¿Un capitad de badco?—preguntó Bakugo, terminándose la botella

—Fufufuf. Más o menos.—respondió Doflamingo.

 —Mmmm. Mi rezpuezta ez do. ¡CAMADEDO, OTDA BOTEDA DE ZAKE!—gritó haciendo ruido con la botella vacía en la mesa.

El barman miró a Doflamingo para saber lo que tenía que hacer. El gigante negó con la cabeza, así que el barman se dio media vuelta ignorando a Bakugo.

Katsuki Bakugo en KonohaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora