43.OROCHIMARU

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Todos los personajes y la historia pertenecen a Kohei Horikoshi y Masashi Kishimoto

—¡Ninpo! ¡Oboro bunshin no jutsu! (técnica oculta: multiplicación difuminada)—gritaron los tres genins de la lluvia, juntando las palmas de las manos.—

Una gran pantalla de humo apareció de la nada. Cuando el humo se despejó, había 20 Kagaris, 20 Mubis y 20 Oboros.

—No, no cambia nada que seáis 3, 60 o 200 extras. —dijo Bakugo blandiendo la Kubikiribōchō como un bate de béisbol. Quería golpearlos por el ancho de la espada y no por la punta para no matarlos. —¡MORIDDDD!—gritó dando a más de cinco de ellos. Pero para su pesar, la espada los atravesó como si fueran hologramas. 

—No deberías dar la espalda a tu enemigo. —uno de los Kagaris saltó, kunai en mano, para clavárselo en el pecho a Bakugo.

—Mierda. —maldijo por lo bajo Bakugo. Clavó a Kubikiribōchō en la tierra e inmediatamente después elevó las piernas en el aire usando el mango de la espada como apoyo. También se trataba de un clon ya que las piernas de Bakugo atravesaron el cuerpo de Kagari. El kunai del Kagari también atravesó el cuerpo de Bakugo sin hacer contacto alguno—¡Así planeáis derrotarme, malditos extras! ¡Con jodidas ilusiones!—

—No exactamente. —dijo el Mubi real que salía de la tierra. 

El genin de la lluvia le propinó un fuerte puñetazo a Bakugo, mandándolo al suelo y partiéndole el labio. El Mubi real volvió a esconderse debajo de la tierra.

 Bakugo, desde el suelo y rodeado de clones, escupió sangre. Se limpió la sangre del labio con el dorso de la mano y mostró sus dientes con rastros del fluido rojo.

—Je. Ya veo cual es suestrategia. —pensó Bakugo con una sonrisa siniestra. —Mientras yo me canso con estos estúpidos clones, los verdaderos están escondidos como ratas bajo tierra esperando una apertura para atacarme. Esto me conviene, así no tengo que controlarme para no matarlos por equivocación—

La cabeza del Oboro real se asomaba tímidamente de la tierra. Observaba con atención los movimientos de Bakugo, y al ver esa sonrisa siniestra ensangrentada un escalofrío recorrió todo su cuerpo.

—Kagari, Mubi. Vámonos. Este chico seguro que no tiene el rollo. Estamos perdiendo el tiempo. —dijo Oboro, con temblor en la voz por lo asustado que estaba.

—No me importa que no tenga el rollo—dijo un clon de Kagari. —Solo quiero que nos suplique por su vida y después matarlo. —

Oboro no podía decir lo que rondaba su cabeza para no quedar como un cobarde. No había lógica que sustentara su instinto, pero su instinto le decía que se habían equivocado de presa. O más bien, su instinto le decía que ellos se habían convertido en las presas.

—Me quedaría jugando con vosotros un ratito más. Pero no sé donde están mis compañeros y sin mí están perdidos, y eso es malo para mi. Así que ...—se guardó a Kubikiribōchō en el cinturón de la espalda. —...Es hora de de que os de una paliza. Os aconsejo que no abandonéis vuestro escondite si no queréis morir—

Bakugo reunió mucho chakra en los pies y se puso de cuclillas. Liberó su chakra y saltó, logrando elevarse a más de 15 metros de altura. En el aire apuntó al suelo con la palma izquierda de su mano mientras que la mano derecha sujetaba su muñeca izquierda para mitigar el retroceso.

—¡¡KING EXPLOSION MURDER! —gritó Bakugo creando una explosión tan grande como la que hizo en el festival deportivo contra Uraraka. 

El trío de genins de la lluvia que estaban bajo tierra no pudieron hacer nada para esquivar el ataque. La explosión fue tan grande que hizo que también el impacto les afectara a ellos. Después de esa gran explosión, una gran humareda negra envolvía el escenario de la pelea. 

Katsuki Bakugo en KonohaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora