38

265 28 2
                                    


Apenas había pasado algunos desde que había vuelto a la base, y casi quería desear estar fuera de ella. No en una misión, solamente deseaba estar afuera, se conformaba con ir solamente hasta el exterior de la base y quedarse ahí una hora. Pero no podía.

Por supuesto que ella no estaba sirviendo en el hangar, una vez más le habían dado de baja por un par de semanas; en un caso como el que habían sufrido de ser los únicos supervivientes se aseguraban de sus heridas y cualquier trastorno que pudieran desarrollar por el hecho. Y aunque de su parte hubiera asegurado estar bien, el especialista que la atendió dio su recomendación, acompañada por igual de la doctora Ángela.

Con todo eso, se sumaban los papeleos y declaraciones que debía presentar a los superiores, esos días habían sido los peores por el hecho de que en cada ocasión debía repetir los hechos, pero así era el procedimiento.

De Müller no supo más, solo una respuesta corta de Winston y cerrando el tema. Otros le recordaron que no debía preocuparse por tal tema, puesto que estaba fuera de su área y no estaba directamente involucrada. En resumen: era asunto clasificado.


Como un ligero consuelo, Matías también estaba pasando por lo mismo, aunque él estaba involucrado como un informante y la sorprendió cuando explico todo lo que noto desde inicios de año. Explico todo lo que había hecho, reuniendo su propia información e incluso relatando como había logrado obtener información que delataba que Müller estuvo en contacto con alguien externo. De una forma tan detallada y dedicada que había logrado dejarla sin palabras.

Pero fuera de eso, Matías comenzó a hablar más con ella desde lo sucedido.

Ese día, él se había hecho presente durante la hora de desayuno en su mesa hasta el momento vacía. Y Aller pregunto su razón, no pretendía ser grosera o ahuyentarlo de ahí, pero quería respuesta y la obtuvo:

— Creí que era mejor estar a tu lado, para que no te sientas excluida. No puedes estar en el hangar, como yo, también sé cómo puedes sentirte. Después de todo, también perdí compañeros ahí– Matías tomo una pausa miro un momento la bandeja puesta sobre la mesa, continuando después de un suspiro– También quiero disculparme contigo, más de una ocasión me han dicho lo desagradable que puede ser mi actitud, para muchos. Y caigo en cuenta de que tú no serás la excepción.


Ese día, quiso golpearse por sí misma la cabeza, arrepentida de los pensamientos que alguna vez tuvo sobre él por lo desagradable que le había parecido. Nunca había intentado acercarse a él fuera del ambiente competitivo del hangar o durante los encuentros relacionados con su oficio. El único respaldo que podría tener es que él tampoco era amigable, pero eso ya lo había admitido.

Negando con su cabeza mientras se recomponía de sus frenéticos pensamientos.

— Todo está bien entre nosotros Matías, no tienes que disculparte. Soy consciente de que tampoco he dado lo mejor de mí al tratarte... aunque es cierto que tampoco has actuado de la mejor manera. A veces sonabas muy sospechoso y provocabas desconfianza.

— Lo sé, lo sé– Repitió entre una corta y confiada risa– Creo que al crecer en un ambiente tan raro como en el yo crecí he adoptado algunos gestos sospechosos. La superior de la división también llego a regañarme por eso el primer mes que estuve junto a ellos. Decía que debía inspirarle más confianza.

— Huh, supongo que no todos son tan malos como aparentan. He conocido a alguien que ha sido así también– Relajándose un poco bebido de su vaso, cerrando sus ojos con una sonrisa ante la imagen que se formaba en su cabeza– Aunque ahora confió totalmente en él.

GélidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora