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— Es demasiada harina. Mídela con la taza de nuevo.

Haciendo lo que pidió con un rostro más fruncido, la mujer volvió su atención a la taza y el paquete de harina sobre el otro extremo del mesón. Estaba casi segura de haber medido bien aquella taza.

— La comida salada es más fácil de hacer– Se atrevió a decir frente al azabache, mostrándole la taza–, no es necesario tantas medidas y reglas. ¿Así está bien?

— Sí, ponla en el tazón– el contrario siguió removiendo algo en un tazón–. La repostería requiere más reglas porque es necesario, las medidas incorrectas causarían un desastre. Demasiada levadura amargaría la masa y poca azúcar la dejaría insípida.

— Está bien, está bien– Repitió–. Ya entendí. He puesto cinco tazas de harina, tres y media de azúcar, un huevo junto con dos tazas de leche y por último una cucharada de levadura, ¿qué sigue?

— Mezclar todo y luego ponerlo en la bandeja preparada, el horno ya está encendido.

Haciendo lo que dijo, (Tn) comenzó a mezclar todo en el tazón grande entre una de sus manos, revolviendo con una maquina en la otra. Mirando de vez en cuando al azabache, tenía un rostro absurdamente serio, quizás más de lo que realmente sería necesario en una situación como esa.

Llevarían al menos cuatro horas en la cocina, ocupando completamente toda la extensión de la isla y los mesones; llenos de diferentes paquetes, tazas y cucharillas para medir, bandejas y trapos de tela usados cubiertos de harina. Era mucho a lo que hubiera esperado desde un principio al tratarse como centro a Hanzo, imaginaba que era del tipo de cocinero al que le gustaría tener todo limpio, usar y limpiar; pero termino resultado lo opuesto. De vez en cuando pudo darse cuenta de cómo algunas veces miraba algo dos veces para cerciorarse de que eso fuera lo que buscara y que no estuviera ensuciado por otra mezcla.

Aunque tampoco era tan descuidado. Y un ejemplo era su actitud hacia los demás, que de vez en cuando se daban vueltas por la cocina y aceptando sin preguntar los sobrantes de algunas de las mezclas dulces. Pero les dejaba en claro sus límites de igual forma, llego a golpear con una paleta de madera la mano de Genji cuando este se acercó más de lo necesario a un tazón aun en uso.

Era necesario reclamar que aquella mañana el mismo los había regañado por lo ocurrido en la madrugada y nadie más hizo comentarios al respecto. Quizás solo Genji los había escuchado y por eso era el único en quejarse. Hm, no lo tenía claro del todo.

Mientras el resto permanecía en los sillones sacudió sus manos contra un trapo sobre su hombro, sentándose luego de haber limpiado y fregado gran parte de los utensilios. Hanzo aún estaba de pie del lado contrario revolviendo algo con mucha velocidad en el tazón de cristal, con solo levantar un poco su cabeza podía ver como una espuma blanquecina comenzaba a formarse.

Al cabo de unos pocos minutos la espuma se había vuelto sumamente espesa y multiplicado su tamaño al doble. Lo dejo dentro del refrigerador y se apoyó de espaldas al mesón, suspirando mientras sobaba su brazo izquierdo.

— Como dijeron, sabes de repostería– Comento serena–, ¿dónde lo aprendiste?

— En libros, los digitales– Aclaro–. Viví solo por un largo tiempo y leía sobre muchas cosas, entre ellas cocina. Me enfoque más en la repostería un tiempo después.

— ¿Debo asumir que has hecho pasteles solo para ti alguna vez?

Hanzo se giró para darle cara apoyando sus manos sobre el mesón, mirando por un momento a los demás.

— En realidad no, generalmente los compro en las tiendas o Genji me los da– Se acercó un poco, guardando su distancia prudente–. Y estoy seguro de que ya sé dónde los saca.

— ¿De verdad? ¿De dónde?

— Comenzó a llevármelos desde que llegue a la base– la expresión de Hanzo se volvió cómplice–, pienso que es él quien los hace, de alguna manera, probablemente en la cocina cuando nadie lo está usando. No puede salir de civil fuera de la base durante la semana, en la única opción.

— ¿Y por qué no lo sigues?– Carraspeo al notar que elevo su voz, haciendo gestos con sus manos–Así podrías confirmarlo.

— Se dará cuenta, pero conociéndolo probablemente lo hará en alguna de estas noches. Quizás en año nuevo, y sé que si se la pido no lo hará.

Hanzo se cruzó de brazos murmurando otro tipo de cosas más, presto atención a sus gestos y la manera en la que unas diminutas líneas se marcaban en las esquinas exteriores de sus ojos; si miraba un poco más allá podía encontrar algunas canas que comenzaban a crecer a los costados de sus cienes y pequeñas zonas en su barba. No se dio cuenta de que estaba sonriendo hasta que miro por un momento al reflejo de la ventanilla de vidrio en el horno, y Hanzo lo noto.

— ¿Dije algo gracioso?– Lejos de una pregunta agresiva u tosca, fue calmada.

— No, es solo que es... Huh, ¿cómo decirlo sin que suene raro?

— ¿Cómo algo que te haga sonreír así puede ser raro? Solo dilo.

— Ya, sonrió porque es lindo verte hacer esos gestos– repiqueo sus dedos sobre la cerámica antes de reír nerviosa entre un bufido–. Porque bueno, ya sabes... tu rostro siempre esta fruncido o simplemente es nulo. Por eso es lindo, ¿entiendes?

— Ah, entonces si es raro, o al menos eso dicen los demás.

Inclino su rostro rápidamente hacia el resto, detallando como Jesse parecía estar haciendo alguna cosa de las suyas. Probablemente alguna estupidez de las suyas. Luego volvió su atención hacia la mujer.

— Mi rostro suele estar serio por costumbre, creo que suelo sonreír solo cuando me siento cómodo o me causa gracia. Algo así – Aller inhalo juntando sus manos, señalándolo luego con amabas aun unidas– ¿Qué?

— ¿Me estás diciendo que la mayor parte de las cosas que te digo te divierten y que a su vez es algo difícil de provocar en ti?

— Creo que sí– sus ojos se movieron por el lugar un momento– Supongo que es porque no dices el tipo de cosas que los demás.

— Entonces viniendo de ti debe ser un gran cumplido– Noto el noto de sarcasmo en su voz, luego se apoyó contra el respaldo de la silla– ¡Oh, ya puedo morir en paz!

— Ah, no exageres (Tn) – Toco su brazo llamando su atención cuando una campanilla resonó en la cocina– Andando, los biscochos están listos.




¿Les mencione ya lo mucho que me gusta la idea coherente de darle desarrollo a las relaciones entre los personajes?

GélidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora