Los rostros de muchos agentes ya comenzaban a reflejar agotamiento y la poca paciencia dentro de la base, habiendo pasado un mes las misiones u emergencias no dejaron de aparecer, siempre estaban a la par del movimiento en el mundo.
Todos tenían sus propios problemas, pasando primero en los agentes, luego los archivos y finalmente el equipo de apoyo medicó y técnico. Sin mencionar la inevitable rivalidad amistosa. Los principios del año significaban paso a los ascensos y muchos iban por todo. La falta de tiempo libre era dejaba a un lado por la oportunidad de un escalón más alto.
Aller tenía todo ese tiempo preparándose y manteniendo al punto su rendimiento en los hangares, aunque muchas veces no era por voluntad, hubo una ocasión en la que excedió su tiempo de servicio a falta de personal debido a las múltiples salidas de reparación.
Estuvo a punto de lanzarle su propuesta al supervisor Müller sobre un plan para evitar tantas averías en un solo día, pero no lo hizo. Conocía las líneas que no debía pasar, y porque una vez más sabía que no tendría caso.
Con ojeras marcadas estuvo bajo la reprimendas de todos, pero al final del día sabían que sus palabras no tendrían ningún efecto en ella y porque ese era su deber. Sin embargo seguía devolviéndoles el saludo cuando bajaban por las rampas, especialmente con Hanzo, cruzándoselo varias veces en los talleres debido a su arco.
El hecho de que todos estuvieran con labores u pruebas hasta el cuello les impedía coincidir en el comedor fuera de los horarios. Otras se cruzaban por los pasillos y otras muy pocas veces en la zona de lavandería. Era un sentimiento confuso no verse tan a menudo después de habitar todo un mes en una residencia compartida. Y aunque algunas veces querían reunirse para hablar como antes, tenían deberes y conocían los límites.
Cuando Aller tuvo su día libre decidió aprovecharlo, reprochándose a sí misma que debía levantarse de su cama e ir a la zona de entrenamiento; como tenían haciendo ya desde hace dos semanas; Müller les había advertido a todos los aspirantes que un aspecto de la prueba, sería la capacidad de combate. Puesto que al fin y al cabo también eran soldados en el caso de que debieran tomar cartas en algún asunto. Especialmente si alguna nave era atacada, aunque fuera lo menos probable pero todo era probable.
Soportaba muchas cosas en los entrenamientos, soportaba los golpes del cuerpo a cuerpo, soportaba los extensos trotes y aguantaba algunas pesas.
Pero solo había una cosa que no soportaba, y eso era el resonar del detonar las armas.
Con cada detonación, sus hombros se sacudían más de lo que debían y un insoportable zumbido se alojaba en sus oídos, muy adentro, por bastante tiempo. Todo aun cuando estuviera usando los protectores. Pero era algo que debía hacer, tenía qué, era consciente de lo inútil que era para su escuadra si no podía apoyarlos en armas en caso de alguna emergencia.
Aguanto hasta haber vaciado todo el cartucho, mirando fuera de la mira y notando como la mayoría había dado a diferentes puntos bases, pero el punto señalado en la cabeza permanecía intacto.
Dejando el arma en una mesa cercana junto con el cubre orejas, rasco su nuca por debajo del gorro azul, deslizando sus dedos por el cabello hasta tocar un poco una de sus orejas. Sentía perfectamente el palpitar en el interior de sus oídos, cosa que no le permitió escuchar el ruido del comunicador en uno de sus bolsillos y dándose cuenta del mismo solo por la vibración.
La pantalla del aparato marcaba un comunicado que pedía a su escuadra en una de las salas de juntas.
Contando únicamente con media hora para ir a la sala, solo logro a darse un baño rápido, vestirse e irse de una vez al lugar. Era claro que les seria encargada alguna misión programada, ese tipo de salidas no eran tan comunes como los llamados a reparación; habitualmente se trataba de transportar cosas.
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Gélido
FanfictionDurante el invierno las cosas suelen cambiar de manera drástica. Los árboles y flores simulan perecer. La necesidad de buscar calor aumenta. Y los cuerpos parecen acercarse entre sí solo por inercia. Tras la llegada sorpresa de un invitado a mitad...