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Cuando bajo del transporte y vio las instalaciones de Overwatch otra vez, suspiro. Escuchando de fondo las voces de otros agentes que comenzaban a ingresar con sus pertenecías, algunos tenían rostros fastidiados y otros de emoción; la idea de un nuevo año traía grandes expectativas.

Su hombro fue tocado por la mano de Hanzo, quien había luchado por sacar sus pertenecías del bus. Los demás probablemente ya habrían entrado a las instalaciones y ambos se habían quedado atrás, si bien (Tn) no tuvo problemas para encontrar sus valijas decidió esperarlo.


El de Hanzo rostro ya se mostraba fastidiado mientras comenzaron a caminar por el sendero, (Tn) le hablo:

— Intenta mantenerte positivo, suele funcionar. Hasta ahora solo has tenido un problema común con el equipaje.

— Hm.

— Vamos, no puede ser tan malo, apenas está comenzando el año.

— Puede serlo, tal vez ni siquiera me dejen instalarme y acaben enviándome a una misión.

— Eso se saltaría muchos protocolos de seguridad, saben que vienes de estar probablemente sin actividad física, cosa que es verdad en tu caso– Recibió una mirada de reojo al decir aquello–. Exponer a un agente así solo sería perjudicial, atentaría contra la vida del mismo e incluso contra la integridad de la organización.

— Supongo que no siempre se apegan a sus propias reglas.

Continuaron caminando.

La entrada de la base estaba a unos pocos metros de donde terminaba el paso del transporte, de ahí en adelante solo debían andar a pie; y aunque el camino fuera constantemente barrido la nieve siempre parecía estar ahí. Había una incluso una delgada capa de hielo en el pavimento. Avanzaban en un silencio cómodo, aquellos días de vacaciones habían sido suficientes para entenderse mutuamente; Hanzo era de pocas palabras en muchas ocasiones y ella lo era consciente de eso.

Aunque a veces lograba engancharse en un tema y seguirlo por algunos minutos. Según eso era un progreso, en palabras de Emily, quien por cierto les dio a todos un muy cálido abrazo antes de irse en dirección contraria a todos. Recalco en privado que su presencia entre el grupo era una nueva experiencia y muchos otros recuerdos que agregar; expreso que también estaba feliz por Hanzo debido a ella, ya que al parecer había logrado sacarlo un poco de su caparazón.

Emily le había parecido una persona muy amistosa y una buena amiga. Incluso le había tejido un gorro... un momento.


— ¡Mi gorro!

Por puro impulso se llevó una mano a la cabeza, comprobando que tenía uno puesto, pero no era el suyo, era el que le había obsequiado la pelirroja. Seguramente lo habría dejado atrás en alguna parte de la habitación.

— Creo que deje mi gorro en el cuarto.

— ¿Hablas del gorro azul?

— Sí...

— Yo lo tengo.

— ¿¡De verdad?!

Riendo un poco por su chillido, Hanzo rebusco entre los bolsillos de su chaqueta hasta dar con el gorro. Lo extendió a sus manos y admiro como su rostro se regocijaba, llego a poner sus brazos extendidos a los lados de su cuerpo cuando dio pequeños saltos en su sitio; arriesgándose a resbalar y lastimarse.

Hizo su pregunta cuando se calmó, sin dejar de sonreír al seguir caminando:

— Gracias por devolverlo, ¿dónde estaba?

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