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Las horas pasaron con más rapidez de las que esperaba. No recordaba la última vez que había cruzado palabras con alguien por tanto tiempo; más cuando se tratase de cosas tan triviales. Se dejó caer en el respaldo de la silla mostrándose completamente relajado mientras escuchaba los relatos de Aller.

Hacía más de dos horas que se encontraba hablando ella, sentados en el gran comedor en una de las enormes y largas mesas donde los agentes solían compartir comidas. Jamás le llamo la atención eso pero tampoco tenía muchas opciones, prefería comer en silencio y alejado de miradas ajenas pero no le era permitido a nadie comer fuera del área asignada. Reglas del cuartel.

― Realmente no sé qué hubiera sido de la tripulación ese día. ¿Sabes lo difícil que es salir de la cabina para sellar la cubierta exterior? ¿Durante un vuelo?

― Por supuesto que no – Sonrió levemente bajando la tasa a la mesa –. He estado en aviones y solo he salido de ellos cuando aterrizan.

― Bueno, entonces jamás lo hagas. En serio. – Una sonrisa burlona se posó en su rostro por su propio comentario.

Se quedaron algunos minutos en silencio y Hanzo tomo oportunidad para observarla, de manera discreta, mientras estaba concentrada en su propia taza. Ya no traía la misma ropa pero seguía manteniendo el gorro de lana. Le cubría las orejas y aplanaba su cabello suelto. El recuerdo de verla en la camilla en enfermería llevándose ambas manos hasta detrás de las orejas llego a su mente. Y con solo ver la manera en la que podía el gorro hasta cubrírselas le generaba duda y curiosidad. ¿Por qué las ocultaba?

Abrió sus labios para hacer la pregunta pero fue interrumpido por una tercera voz. La voz de una persona que llegaba a irritarle.

― ¡Buenas, compañeros míos!

El sureño Jesse hizo acto de presencia cerca de la mesa acompañado por otros dos más; entre ellos su hermano Genji.

― ¿Podemos?

La sonriente Lena hizo acto de presencia, recibiendo un asentimiento por parte Hanzo. Quien noto junto a Aller como ella traía de igual forma una taza de lo que parecía ser también café. O quizás chocolate, ninguno lo sabía.

Genji solo parecía estarles haciendo compañía y con un gesto se incorporó de manera silenciosa en una de las sillas. McCree termino sentándose de último en la silla vacía entre (Tn) y Hanzo.

Mirando por unos segundos a la mujer antes de tomar palabra:

― Tú eres nueva – Confirmo con un rostro concentrando –. Reconozco cada rostro en este lugar, y jamás había visto el tuyo.

― Quizás porque solo tienes los ojos en el licor, McCree. – Rebatió Hanzo, volviendo a su actitud cortante y tono tosco de siempre.

― Quizás. Pero al menos tendría la cortesía de presentar a conocidos – Se encogió de hombros sin mirarlo y extendió su mano hacia la mujer que solo mantenía un rostro curioso –. Hola, mi nombre es Jesse. La castaña que ves allá es Lena y aquel es Genji.

El castaño señalo a cada uno luego de presentarse, los nombrados saludaron desde su lugar con una sonrisa o un gesto de su mano, resaltando Genji, él traía puesta su máscara por completo.

― (Tn) Aller, un gusto – Sonrió de manera cortes.

― ¿Nueva recluta? – Pregunto casual el cyborg, volviendo al tema del principio.

Aunque ya sabía perfectamente cuando había llegado por palabras de Ángela.

― No, fui trasferida de otra base como parte del equipo técnico.

― ¿Mantenimiento de armas?

― Desarrollo y mantenimiento aeronáutico – Aclaro para llevarse la taza a los labios –. Supongo que ustedes son agentes de campo al igual que Hanzo. ¿No?

Hanzo comenzó a ignorar la conversación entre ellos con una mueca en su rostro. Disgustado ante la aparición de los otros en la mesa donde ambos estaban; principalmente por la forma en la que habían aparecido. Aunque por supuesto que no habían interrumpido de manera intencional, o al menos eso quería creer, tenían varios minutos en silencio por lo que dio a entender a otros ajenos que hubo una pausa en su conversación; siendo así la oportunidad perfecta para entrar.

Pero de igual forma estaba molesto.

Suspiro de manera pesada viendo la taza de café frente a él; no era aficionado a tal bebida pero por esta época era la única que calentaba, ligeramente, su helado cuerpo. El té verde ni sus otros derivados lograban hacer eso. Rebusco entre sus bolsillos los guantes y comenzó a ponérselos ante la amenaza de que sus manos pronto volverían a tornarse frías.

Su rostro se volvió más fruncido al darse cuenta de que, en todo ese tiempo desde que se había sentado en la mesa, pudo mantener sus manos fuera de los guantes sin sentir frío alguno. Volvió a fijar su vista en Aller, tomándola por sorpresa mientras lo miraba claramente a él por medio de la figura de Jesse. Volvió su vista a los otros tres luego de varios segundos.

Y ahí estaba de nuevo; trago saliva percibiendo como el calor comenzaba a formarse en la punta de sus dedos hasta expandirse y subir por sus brazos. Curiosamente no llegaba a percibir esa sensación por completo en su cuerpo, solamente llagaba hasta sus codos.

― Iré por otro café – Aviso Hanzo, levantándose un poco torpe de la silla.

Los cuatro restantes observaron desde la mesa como Hanzo se marchaba a la barra, teniendo entre una de sus manos el guante que aún no se había colocado y en la otra su vaso. Genji fue quien más atención le dio a ese detalle, sabiendo lo sensible que él estaba durante esos días con el frío. Muchas veces le había comentado su estado tan friolento.

Lena volvió a hablar tocando el tema del cual habían estado hablando.

― ¿Así que terminaste sepultada bajo nieve? ¿Cómo paso? – Pregunto Lena, estupefacta.

― Bueno, no recuerdo mucho de cómo es que quede sepultada realmente – Su voz fue calmada para tal anécdota – Explicaron que caí desmayada.

― ¿Y cómo saliste de ahí?

Pero no respondió al momento. Observaron cómo (Tn) simplemente se levantaba y comenzaba a recoger las pocas cosas que había dejado sobre la mesa; entre ellas algunas de sus herramientas para devolverlas al cinturón en su cadera.

― Lamento decirles que debo irme, compañeros; pero la respuesta es, que Hanzo fue quien me encontró – Sonrió de manera tranquila antes de agitar su mano a modo de despedida.

Quedaron completamente con rostros confundidos al verla caminar a paso rápido por el pasillo que iba a los hangares. Ambos castaños se observaron sin saber que comentar y por su parte Genji dirigió su mirada a su hermano. Quien apenas se encontraba volviendo a la mesa con el vaso ahora recargado en su mano. Éste también se mostró confundido ante la ausencia de la mujer.

― ¿A dónde ha ido Aller?

Dejo de mirar alrededor en busca de la mencionada cuando escucho los parlantes activarse; pidiendo la mayoría del equipo técnico en el hangar por reparaciones de emergencia a un avión que apenas regresaba de una misión. Lena hablo al momento.

― Ahora si estoy confundida – Confeso – ¿Aller sabía que llamarían por los parlantes? ¿Cómo?

Las miradas recayeron sobre Hanzo, quien solo se encogió de hombros ante una respuesta

GélidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora