Cubrió su boca con una de sus manos, bostezando mientras caminaba por la rampa del avión a un paso más lento de lo normal. Y sobre todo más distraído de lo que debería. Si había algo que de verdad incomodaba a Hanzo en cuanto a misiones se trataba, era el horario en que ocurrían, era molesta la sensación de trasnocho luego de tener que adaptarse a los horarios del lugar al que hubieran ido. Pero necesario, el adaptarse al horario anfitrión daba una ventaja del cuerpo en el campo; agentes retrasados solo entorpecían las misiones. Y él no era uno de esos.
Pero estando de regreso al cuartel durante el alba su cuerpo lo traicionaba, sintiendo que podía sobrepasar su estado de relajación y andar sin mirar por el lugar. Pero hacer tal cosa en el hangar era un tanto peligroso, algunos aviones llegaban en tal estado al punto en que algunas piezas grandes o pequeñas se desprendían. Sin mencionar la presencia del equipo de mantenimiento, se encontraban trabajando apenas era hora o si les era llamado por urgencia.
Se encontraba caminando entre los espacios de los aviones en un estado de somnolencia, siendo el último del grupo luego de bajar. Ciertamente en ese momento había una pequeña falla en la coordinación de las naves y sus espacios. Todas debía entrar al hangar principal para pasar lista y examinar los daños que pudieran tener, luego serían enviadas al equipo de reparación de ser necesario. Por lo que para terminar fuera del hangar y entrar a las instalaciones del edificio debían atravesar algunas por debajo u los costados.
Hanzo no escucho el grito de alguien perteneciente al grupo técnico cuando un trozo de placa se desprendió. Pero no sintió dolor ocasionado por dicho objeto porque su cuerpo fue tacleado. Su quejido ante la caída fue opacado por el estruendo de la placa al caer al suelo.
Ajeno a eso, llevo mano al costado de su cabeza, notando como dolía de manera muy irritante. Abrió sus labios dispuesto a gritarle a quien hubiera hecho eso pero los volvió a cerrar.
Su expresión se volvió confusa al ver el rostro alterado de Aller frente a él, a un costado sobre el suelo con el pecho subiendo y bajando entre jadeos. Movió su vista hacia el frente y vio la placa contra el suelo. Era lo suficientemente grande como para haberlo aplastado. Pronto varios integrantes y algunos pocos agentes presentes que quedaban se acercaron para asegurarse del bienestar de ambos. Aller se levantó primero y se fue a un grupo del equipo que se había acercado de inmediato.
— ¿Estás bien? ¿Te duele algo?
Parpadeo un par de veces al escuchar la voz de alguien entre todo el revolú de voces preocupadas.
— No, estoy bien...
— ¿Quién permitió que ese avión permaneciera ahí? ¡Eso pudo haber generado una muerte!
Giro su cabeza al escuchar la voz de Aller, encontrándose con su imagen frente a algunos miembros; estos mantenían la cabeza ligeramente con expresiones algo tensas frente a ella. Exigía prácticamente la cabeza del responsable del orden de los aviones en ese momento. Alguien le extendió una mano a Hanzo para que se levantara del asfalto, movió sus piernas y el escozor se alojó en sus rodillas y a un lado de su cadera debido a la caída. Y por supuesto también le dolía parte del rostro; hizo una mueca al tocar su frente. Ahora seguramente se le hincharía.
— Sera mejor llevarte a la enfermería, ha sido un golpe fuerte.
Comenzó a ser guiado por un agente y alguien del equipo técnico, dejando atrás la voz de Aller regañando a otros por el pasillo. Por supuesto que Hanzo quería agradecerle, pero realmente no comenzaba a sentirse bien; ahora tenía un zumbido molesto en sus oídos junto con una ligera dificultad para coordinar sus pasos.
El hecho de que alguien casi hubiera resultado gravemente herido en el hangar se esparció rápidamente luego de dos horas. Por supuesto que los más cercanos a Hanzo se enteraron y apenas pudieron salir de sus responsabilidades fueron a ver a la enfermería. El doctor que lo atendió le explico a Genji que su hermano se quedaría al menos hasta el final del día ahí para supervisar que no fuera a mayores.
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Gélido
FanfictionDurante el invierno las cosas suelen cambiar de manera drástica. Los árboles y flores simulan perecer. La necesidad de buscar calor aumenta. Y los cuerpos parecen acercarse entre sí solo por inercia. Tras la llegada sorpresa de un invitado a mitad...