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La noticia de la reconciliación no paso para nada desapercibida, para ninguno, principalmente porque aquella noche nadie estuvo presente para cuando llegaron a altas horas de la madrugada.

Y esencialmente porque a primera hora de la mañana algunos se cruzaron con la imagen de ambos durmiendo en el sillón. Prácticamente desparramados en el mueble con Hanzo de brazos cruzados y su cabeza contra el respaldo mientras que (Tn) se encontraba acostada a lo largo de los cojines con ambas piernas sobre las suyas; ambos parecían realmente cómodos en tales posiciones por lo que ninguno hizo algo por despertarlos.

Murmuraron felices en la entrada de la sala respecto a ambos hasta que de la nada escucharon al azabache estornudar con fuerza, provocando que Aller se exaltara y terminara cayendo de boca al suelo. Todos se apresuraron a alejarse de allí, subiendo con rapidez las escaleras para evitar algún tipo de regaño por parte de alguno sí llegaban a verlos ahí.

Durante el transcurso de los días nadie comento nada, viéndolo innecesario al presenciar las constantes conversaciones entre ambos, a veces incluso presenciando como el mismísimo Hanzo emitía comentarios agradables e incluso algunas bromas que eran tan malos como las de Jesse; compartiendo a gusto junto con todos. Definitivamente algo había cambiado en él durante esas vacaciones; parecía que algo, o mejor dicho alguien, hubieran hecho que su humor mejorara, sería un muy agradable recuerdo cuando volvieran a la base, pero no tan divertido como el accidente de la sartén pegada al techo.

Faltarían al menos dos días para el fin de año ya, Jesse, Lena y (Tn) ya tenían planeada por completo la cena, teniendo todo escrito en la pizarra de la cocina y habiendo comprado ya lo que necesitaban. Y dejando en claro que nadie compraría otro tipo de alcohol que no fuera el más ligero como el champán, ninguno quería que se repitiera el desastre de la cena de navidad, porque no solo había resultado en el conflicto de Hanzo y Aller, no, también hubo daños materiales en esa velada; acabando con tres copas y un bol de cerámica.

Nadie quería escuchar de nuevo los regaños de Emily cuando fue la primera en bajar aquella mañana y encontrar todo eso tirado en el fregador, sin mencionar que ese bol le pertenecía como lo que fue un regalo de aniversario.

Esa noche habían decidido salir a cenar a fuera, terminando en un acogedor restaurante-bar algunas calles alejadas del parque y otras más de la residencia; Lena aseguraba que la comida ahí era buena y no mentía. Los platos ya habían sido retirados y se habían atrevido a pedir algunas bebidas, siendo McCree el que termino convenciendo a los demás, alegando que podían hacerlo debido a que era fin de semana y recordándoles a todos que no pasaría mucho para que volvieran a la base. Y ya con eso había ganado la aprobación de tal idea, realmente les quedarían algunas horas prácticamente para volver.

Mientras bebían tomaban turnos para contar anécdotas de sus vidas, en ese momento era turno de Jesse, quien se había quitado el sombrero para separar una zona de su cabello; mostrando una larga cicatriz.

— Y este fue el resultado de haber subido a un roble cuando tenía ocho– Rio mientras volvía a acomodar su cabello– Casi terminan quitándome la cabeza cuando salimos del hospital.

— ¿Por qué todas las cicatrices que tienes de niño tienen que ver con un árbol?

— ¿Por qué no? Vamos, todos cuando éramos pequeños escalamos algún árbol, y a mí me encantaba; solía esconder cosas entre las ramas.

— Mis padres jamás me dejaron hacer tal cosa– Emily tomo palabra, sonriente– Decían que no era correcto aunque no había algún árbol donde vivíamos, creo que se escandalizaban al escuchar las historias de mis primos.

— ¿Entonces nunca hiciste algo "malo" en tu niñez?

— A decir verdad, no.

El silencio se esparció por el lugar un momento, ciertamente ya nadie tenía alguna historia que fuera con el tema; Lena ya había dicho como fue que termino dejando a toda una cuadra sin electricidad por haber jugado con una cometa aun cuando le dijeron que no lo hiciera, mientras que los hermanos habían contado como es que juntos terminaron quebrando una repisa de cristal enorme; ganándose todos al final un merecido castigo.

GélidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora