Aller camino por los vacíos pasillos de los dormitorios, mirando con atención y tiempo cada placa de las puertas que estaban a los costados de los pasillos. Perdió la cuenta de cuantas placas había leído en busca de la correcta.
Se arrepentía un poco de no haberle preguntado a Genji el número de la habitación de su hermano cuando se dispuso a entregarle sus guantes; hubiera evitado que desperdiciara la media hora de búsqueda. Demasiados agentes, demasiados dormitorios. Se preguntó que dormitorio tendría el japonés en medio de su recorrido; algunas habitaciones eran grandes y debían ser compartidas por dos personas y otras eran más pequeñas, para una persona. La suya era compartida con una recluta nueva, era un tanto nerviosa pero de buenas intenciones.
Por otro lado estaba otra preocupación y esa era la hora; no eran las dos de la madrugada pero era hora del toque de queda para los agentes. Nadie saldría de su dormitorio hasta al amanecer al menos que fuera una verdadera emergencia. Sí un monitor de los pasillos la encontraba se ganaría un regaño de mal gusto.
¿Entonces por qué había decidido ir a entregarle los dichosos guantes sabiendo el riesgo? Bueno, su rutina como parte del equipo de manteniendo era demasiado movida. Llegaban e iban naves u algunos vehículos terrestres cada dos por tres y en su guardia debía revisarlos minuciosamente. Obvio llevaba su tiempo y ritmo. Solía salir tarde de los talleres por esas razones más la responsabilidad de hacer el inventario a final del día sí era la última en salir de ahí.
Eran responsabilidades primarias dentro de su puesto. Y otra responsabilidad era cumplir para sí misma e entregar los guantes a su dueño. Detuvo su paso en seco frente a una puerta una vez leyó la placa, pronunciando en voz baja un Shimada Hanzo. Apretó los guantes dentro del bolsillo de su pantalón y toco con su mano izquierda algunas veces. Escucho un pitido provenir del pequeño altavoz a un lado:
— ¿Quién?
— Soy Aller.
— ¿Aller? ¿Qué...? Espera.
Lo siguiente que escucho fue la puerta abriéndose con un zumbido por el delis, Hanzo hizo aparición al otro lado; con un rostro confundido ante su presencia.
— Lo lamento si te he despertado– Se apresuró a decir en un tono bajo.
— No me ha despertado– Aclaro– ¿Pero qué hace afuera a esta hora? Si un monitor la ve tendrá problemas.
— Lo sé, lo sé– Meneo su cabeza por un momento, sacando los guantes de su bolsillo– Venia a entregártelos, los dejaste en la mesa cuando te fuiste de golpe.
— Oh, creía que Genji los tomo...
Dejo la frase incompleta al escuchar unos pasos retumbar por el pasillo, ambos observaron a la esquina del pasillo y distinguieron la sombra de una persona con gorra; un monitor del pasillo. Hanzo no lo pensó dos veces y la jalo hacia dentro del lugar tomándola del brazo cuando el monitor estuvo a punto de verlos afuera. Cerró la puerta sin esperar.
— Demasiado oscuro.
Escucho la voz de Aller demasiado cerca, no se percató de que la había empujado atrás de su espalda. Dio algunos pasos en frente en la oscuridad y tanteo la pared en busca del interruptor. Ambos suspiraron agradecidos de que la luz no les afectara por momento la vista.
— Gracias– Movió ligeramente su cabeza ante su palabra.
— No fue nada.
Naturalmente un silencio se produjo ahí, Aller miro con atención el lugar en pocos segundos, era pequeña y con los muebles necesarios para guardar cosas; mientras que Hanzo por su apretaba los guantes en su mano. Trago saliva al moverse por el corto pasillo hasta una cómoda donde los dejo en uno de los cajones.
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Gélido
FanfictionDurante el invierno las cosas suelen cambiar de manera drástica. Los árboles y flores simulan perecer. La necesidad de buscar calor aumenta. Y los cuerpos parecen acercarse entre sí solo por inercia. Tras la llegada sorpresa de un invitado a mitad...