7. BODA E HIJOS.

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~~JO~~
Las clases transcurren con normalidad, Sheila come conmigo y me enseña una cuenta de chismes en Instagram con una foto de Nathaniel mirándome furioso mientras voy hacia la entrada, ponían que éramos novios o algo parecido, en un par de horas llegó a los quince mil likes.

Después de las clases me dirijo al Gold, cuando llego paso de largo a los vestidores y me cambio bajo la mirada curiosa de Marina y Olivia.

—Gracias por cubrirme ayer —me dice Olivia, la miro mientras me coloco los tacos.

—¿Tu mamá está bien?

—Aún no despierta —hace una leve mueca—, Alex me dio todo el dinero cuando llegué por la mañana, tú lo ganaste.

Niego, me levanto y voy al espejo frente a mí para pintarme un poco.

—No quiero ese dinero —espeto, me arrepiento de inmediato por mi tono hostil y las miro apenada.

Marina está apoyada al filo del mesón para maquillarse, mirando a la cortina roja, sus palmas también están en el filo, mira hacia el techo. Sé que está molesta y con razón. Olivia me mira comprensiva parada a su lado, creo que no dice nada por gratitud.

—Lo siento, tuve una pelea en la mañana y sigo molesta —me excuso, con eso ambas me miran expectantes.

—¿Con quién peleaste? —indaga Marina interesada. Suspiro hastiada.

—Con —¡¿Ya lo vieron?! —Ana entra feliz dando vueltas mientras camina.

—¿A quién? —la interroga Olivia.

—A Nathaniel, el jefe —responde obvia.

Ruedo los ojos pero no lo notan.

—No lo he visto —le asegura Marina tranquila, abre el bolso que tiene su maquillaje.

—¡Tienen que verlo! —continúa Ana—, ¡Ya sé! Le diré que venga para que lo conozcan.

Marina empieza a sacar cosas de la bolsita y se cae una pequeña funda con polvo blanco, nota que la miro y levanta la bolsita para que todas la vean. Es como si estuviera orgullosa. Ana y Olivia la miran sonrientes.

—¿Cómo la conseguiste? —demanda saber Olivia sorprendida.

—¿Recuerdan al chico de los ojos de colores? También tengo cinco millones en una cuenta en el exterior —guiña el ojo coqueta.

Ayer un guapo hombre con heterocromía se presentó como Amado Petroi, la invitó a cenar y se fueron juntos, también se presentó Alexander Still y me invitó a un hotel a "beber", lo rechace siendo cortes pero tajante, según lo que sé de él por Dana, es un maldito cerdo, lo había visto antes de ir a la oficina por las noches, pero no se quedaba mucho y se iba, Carlos suele venir de vez en cuando y es un martirio para Olivia, menos mal no estuvo ayer.

—Es guapo, muy guapo —afirma Ana. Me miran esperando mi opinión.

—Se ve interesante —digo sincera, sus ojos lo hacen un imán andante, es un favorito de Dios... Más bien, de lucifer.

—¿Interesante? ¡Es un maldito dios! —me corrige Marina—, y lo más importante —deja la droga en su bolso y separa los índices unos quince centímetros. Nos reímos.

—Gracias dios —mira al techo realmente agradecida.

Niego divertida y salgo, ellas me abuchean pero continúo mi camino hasta el bar, me siento en alguna banqueta mientras Pat se apoya tras la barra junto a mí, como solemos conversar.

—Felicidades, ayer eras una maldita diosa.

—Estaba a nada de colapsar —le sonrío levemente.

—¿De qué te quejas? Realmente lo hiciste bien, creía que estaba viendo a una verdadera diosa del Olimpo, te veías impresionante.

LUMINISCENCIA (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora