5. EL JEFE.

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~~NATHANIEL~~

Me encuentro con Alexander, Carlos, Alex y Amado cuando bajo de mi auto frente al Gold.

—Te esperábamos —se me acerca Alexander y me da una palmada en la espalda.

Le echo una mirada fugaz cargada de fastidio que ignora y entramos.

—Directo a la oficina —le aviso.

Entran y se quedan parados y atontados mirando a la tarima.

—Yo no voy a ir a una oficina con este paisaje —asevera Amado y va hacia una mesa con los demás siguiéndolo en fila.

—No lo creo... —suelta Alex mirando a la bailarina, parece atónito.

Me acerco a ver a la chica.

Ese cabello, su piel, sus labios, su cuerpo, es ella, me mira y puedo ver el destello de sorpresa en sus ojos, estoy igual de sorprendido.

Alex continúa hacia la mesa en tanto ella se muerde el labio inferior, camino y me siento en la mesa sin dejar de mirar sus movimientos, a mi mente solo viene que yo toque su cuerpo y bese sus labios, pero dura poco porque me mintió, dijo que era mesera.

—Ella si merece mis millones —comenta Alexander con un tono lujurioso.

Su mirada me busca cada que puede, me mira coqueta, yo solo quiero subir, besarla y quitarle la poca ropa que lleva incluso si es una mentirosa.

—Dos millones para estar dentro suyo —me dice Carlos como si se tratara de un vaso o una taza.

—¿Dos? Uno, el otro lo gasto en otra puta —secunda Alexander divertido.

No les doy importancia, utilizan la otra cabeza cuando tienen una mujer en frente, ni si quiera pueden mantener la boca cerrada sin tener que ser vulgares y no se dan cuenta de lo mal que hablan de ellos mismos, pero para ser sincero, tampoco creo que haya algo bueno que decir.

Mueve su cabello y su cintura hacia el mismo lado de una manera muy sensual, el traje resalta mucho sus curvas, su mirada me abandona y ahora recae en Alex a mi lado, quien sonríe asombrado.

—Esto es fascinante, la voy a molestar toda su vida —asegura en voz baja sin apartar su mirada.

Así que se conocen...

Me pido un trago y me lo traen en segundos, Amado se pide tres botellas y vasos para todos.

Llega la segunda canción, se pone en cuatro y pega sus pechos a la tarima mientras su trasero se mantiene arriba, alza el rostro y me mira, recuerdo que toque eso por lo que todos aquí quieren pagar.

—Si no me la llevo a la cama y la hago gritar mi nombre, me mato, lo juro —decreta Alexander.

—Cada vez que entro a este lugar me convenzo de que están las mejores prostitutas —añade Carlos.

Y cada vez que los veo yo me convenzo de que son unos idiotas, saben que dentro de mis establecimientos no existen prostitutas. Casi siento alegría de haberme ido de esta ciudad en cuanto pude.

—Las mujeres hermosas causan problemas —me asegura Amado al darse cuenta de que no he dejado de verla, lo ignoro a él también y le doy un largo trago a mi vaso.

Alza una de sus manos sobre el tubo, sus dedos bajan lentamente dando una espectacular vista del arte que es su cuerpo. Trago grueso al sentir mi erección recordando que estuvo sobre mí moviéndose.

—¡Vas a irte conmigo después! —exclama Alexander brindando con Amado.

No debieron traer a ese maldito loco a este lugar.

LUMINISCENCIA (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora