7: Confianza

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El castaño apenas y podía con todo lo que el demonio alardeaba, ¿necesitar sus fluidos?, eso, lejos de ser aterrador era asqueroso, pensar en que durante sus primeras horas de estadía en el pueblo lo más lejano de parecer real que le sucedió fue recibir un beso de su peor enemigo; durante el tiempo que había estado lejos de aquel sitio, en Piedmont, se dedicó a indagar en las rarezas que rodeaban su propio hogar, las cuales no se comparaban en número o siquiera en experiencia a las que pudo encontrar en sus vacaciones de verano, pero igual eran un buen aliento para seguir sus sueños de convertirse en caza-fantasmas y ¿por qué no?, en un investigador igual que su tío; eso mismo le hizo carecer de fama y popularidad tanto en la escuela como fuera de ella, le decían retraído, raro, incluso llegaron a llamarlo loco debido a sus aficiones, pero a él poco le importaba siempre y cuando lograra una oportunidad de regresar al pueblo de sus sueños y pudiera concluir sus investigaciones, las cuales, justo ahora se tornaban más retorcidas de lo que creía posible.

– Lo que debería hacer es aniquilarte, no mejor... ¡debería atarte a una silla e interrogarte! – pensó rápidamente para dirigirse a la cocina en busca de una silla mientras el único pensamiento que corría por su mente era "El tío Ford estará orgulloso", ¿la razón?, muy sencilla, si lograba mantener prisionero al demonio que todo lo sabe, su tío pensaría en la manera de sacarle información y con ello sus investigaciones se darían por terminadas, serían eruditos en los campos en los que nadie lo era

– Si, si niño, pero ¿has pensado en que Seis Dedos preguntará de dónde trajiste a este guapísimo y sumamente inteligente demonio?, presentarme a él como un trofeo es lo mismo que cavar tu tumba, mejor suerte a la próxima, ahora tráeme algo de comer, muero de hambre – el demonio miró por encima de su hombro al chico que ahora miraba la silla perdidamente amainando su agarre a ésta, delineaba sus más mínimos detalles mientras su mente corría a gran velocidad buscando la respuesta perfecta a las interrogantes de su tío, decir la verdad era opción, en definitiva lo era pero, ¿y si Ford parecía incrédulo a esa posibilidad?, él igual lo estuvo al ver a los viajeros del tiempo aún después de suponer que habían muerto

El fino viento que se asomaba por las ventanas de la cabaña soplaba y meneaba con lentitud y suavidad los cabellos castaños y dorados que invadían la habitación, colmada de pensamientos encontrados unos con otros, de marañas mentales que solo podían crecer ante el silencio reinante que les permitía expandirse a sus anchas, ni siquiera el melodioso trino de las aves fuera lograban sacarle de sus reflexiones, todo lo que podía imaginar era el caótico plano en el que se hallaba, y las consecuencias que el chico de mirada ámbar, que ahora estaba frente suyo, podía traer consigo – Y-Yo... ¡no sé qué hacer contigo!, ¿no puedes simplemente volver a tu dimensión y dejarnos en paz por, no sé, toda la eternidad?

– Nop – respondió sonriendo con simpleza – y eso es tu culpa, así que lo he estado meditando, ya que tú fuiste quién me atrajo a este maldito plano, tú deberías ser quién cuide de mí, y en caso necesario, prestarme cierta energía – ahora esa sonrisa se transformaba en una mueca sádica y burlona, junto al brillo de aquellas perlas ambarinas que causaban cierto terror en el contrario

– Ni loco, además, ¿qué te hace creer que confiaré en ti ciegamente?, es decir, eres Bill, eres el apocalipsis en toda la extensión de la palabra, ¡por un demonio! Trataste de matarme, dos veces, incluida la de hoy – Sus manos pasaron a tomar un pequeño viaje a través de sus rizos marrones escudriñándolos y acariciándolos tratando de calmar la angustia de su dueño, que justo ahora parecía buscar la mejor manera de negociar y no perder ante el rey de los engaños

– Duh, es sencillo, tú fuiste quien me trajo aquí, así que eso debe significar que te soy de fiar, al menos un poco – el contrario le miraba con confusión ante su poco atractivo discurso – y respecto a "querer matarte" hoy, eso era imposible, mira tú pierna, es clara muestra de lo que digo – aburrió su propia expresión y utilizó sus propias manos para crear comillas al aire que le permitieran enfatizar el grado de sarcasmo que estaba empleando para explicarle al Pines lo que trataba de decir

Diabólica tentación (Billdip) #PremiosGravity2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora