12: El origen de la creación

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La mañana era abrumadoramente luminosa, el viento soplaba por en medio de las hojas de los inmensos árboles que rodeaban el centro turístico de madera en el que sus residentes descansaban plácidamente esperando con ansias el inicio de un nuevo día lleno de diversiones y maravillas mágicas por descubrirse, el sol entraba por las ventanas Este de la edificación y el trino de las aves advertía el inicio de las aventuras por venir, el suave traqueteo de los primeros animales despertando y buscando las primeras actividades de su día, eran apenas perceptibles por los oídos cansados del chico tumbado en el suelo únicamente cubierto con una manta, sus cabellos marrones, completamente alborotados, recibían las motas de polvo de la superficie helada con suma facilidad, logrando que su dueño comenzara a desarrollar sus alergias prontamente obligándolo a despertar, extendió sus brazos con modorra por el aire, estirando cada parte de su cuerpo en un intento por deshacerse de su letargo, su apoyó del frío suelo de madera para incorporarse, frotando sus ojos con fuerza usando el dorso de su mano, apartó la manta que le cubría con brusquedad y se dispuso a abrir por completo sus cansados ojos chocolate, bufó molesto al verse en el suelo y no en su cómoda cama, se enderezó con cierta insensibilidad en su pierna derecha, parece que se había quedado sobre de ella y ahora hormigueaba impidiéndole moverla a voluntad, se sentó en la orilla de la cama mientras lentamente recuperaba el dinamismo de su extremidad y miró al sitio dónde se suponía había dormido el demonio que le causaba las molestias con las que recibía el día; para su sorpresa, no se hallaba allí, ni siquiera una seña de que en algún momento durmió en aquel sitio, se sonrió al creer que todo pudo haber sido producto de su hiperactiva imaginación y su enorme deseo de descansar después de un largo viaje desde Piedmont.

Entró directamente a la ducha mientras cantaba la canción que se había compuesto a sí mismo como manera de levantarse el autoestima cada mañana antes de encontrarse con el montón de idiotas que le hacían la vida todo un dolor de cabeza, alegremente frotaba su cuerpo con el jabón haciendo espuma por todas partes, mientras el sonido de sus tonos agudos hacía acústica en el pequeño cuadro que le proveía el agua caliente con el que lavaba su piel y cabello, lleno de lodo por la visita al bosque, sonreía con alegría mientras terminaba de secarse el cuerpo y peinar su alborotada y húmeda cabellera; salió de la ducha dispuesto a vestirse, tomó su maleta, aun tarareando su propia canción, y tomó una camisa a cuadros azules, una playera común de color naranja y unos jeans, una vez cambiado, tomó el diario que le habían regalado y bajó las escaleras con una enorme sonrisa en su rostro, se dirigió directamente a la cocina sin prestar mucha atención a su alrededor, sólo sintiendo la suave brisa que se colaba por las ventanas del lugar, disfrutando del tan tranquilo ambiente que se vivía temprano en la cabaña antes de que el montón de turistas ingenuos llegaran en sus automóviles y autobuses solo para mirar las mentiras dentro de aquella garita de madera.

Atacó la alacena en busca del cereal y los platos hondos, abrió la puerta del refrigerador y tomó la leche entre sus manos, dispuesto a desayunar tranquilamente antes de salir a buscar el objeto de sus estudios, preparó su cereal y se giró para sentarse a la mesa, pronto su canto se vio apagado lentamente evaporándose en el aire al tiempo que un suspiro fastidiado le reemplazaba, su sonrisa se transformó lentamente en una mueca aburrida y la alegría que le hubiera inundado hasta ahora, se colaba por sus ojos al mirar al ente que yacía en la mesa comiendo apresuradamente todo lo que se le atravesaba, en medio de una mugrienta y desesperada escena que mostraba su reciente atracón de comida – Lo siento Pino, ¿te lo ibas a comer tú? – preguntó desinteresadamente sosteniendo una hamburguesa en su mano izquierda y un par de papas fritas en su diestra, el contrario se mordió la lengua para no estallar en gritos e insultos hacia ese horrible ser y solamente negó con la cabeza lentamente – Bien, porque esto es realmente delicioso, me habían hablado de esto pero nunca mencionaron que era extremadamente bueno – mordió la pieza de comida chatarra en su surda mientras el contrario tomaba asiento frente a él mirándole con la misma ropa que traía puesta la noche anterior

Diabólica tentación (Billdip) #PremiosGravity2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora