37: Atrapado

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Los días transcurrieron veloces como la suave brisa de primavera que lentamente se desvanecía convirtiéndose en un aroma amargo a desesperación y olvido, a los ojos de Dipper, todo el tiempo que pasó con Bill era insuficiente pero necesario para afianzar sus sentimientos hacia el demonio, sólo faltaban un par de días antes de que se marchara del pueblo, hubieron incontables veces en las que Ford casi los descubría, sin embargo, aquello volvía más emocionante su relación; pero para Cipher, aquellos pocos días que compartió con el menor se había convertido en el más dulce martirio que hubiera podido experimentar en toda su existencia, se sentía vacío por dentro, se besaron todo cuanto pudieron, platicaron, se abrazaron, exploraron, se tomaron una y otra vez hasta caer exhaustos, todo iba y venía haciendo presión en el tiempo, estrujando el corazón del ambarino que mantenía en secreto su rápido avance mágico.

– ¿Empacarás desde ahora? – inquirió el isósceles al notar las maletas sobre la cama que los hubiera acunado tantas noches

– Tengo qué... mañana estaré demasiado ocupado como para hacerlo – explicó el castaño sin mirar directamente a la única persona que le hacía dudar sobre todo lo que le rodeaba – pero no te preocupes, haré lo posible para no usarla – se sonrió a sí mismo mientras acomodaba un par de camisas dentro de la valija de material barato, pronto sintió un par de brazos rodeando su cintura desde atrás y una respiración intranquila invadiendo el hueco de su cuello – ¿Qué sucede?

– No quiero que te vayas... ¿no podrías quedarte un par de días más?, solo dos y ya – suplicó el rubio mientras miraba con desdén la maleta semipreparada delante suyo

– Ya sabes que no es posible... si todo sale bien mañana no tendremos que preocuparnos de ello, además me hiciste una promesa

– Que cumpliré con todo mi corazón en ello, pero... igual es doloroso saber que te irás, ¿a dónde iré yo cuando te vayas? – giró al chico para encararle y besar tiernamente sus labios

– No hagas eso por favor – indicó el menor apartándose del demonio para después volver a su tarea – no lo hagas ver como si nunca más fuera a volver...

– Pero...

– Déjame solo un segundo... necesito terminar con esto y pensar un poco – el contrario no hizo nada por reprochar la idea y salió de la habitación, sabía que aquel día llegaría tarde o temprano, a eso se refería Axolotl, en eso terminaría su destino, solo... igual que los últimos años, la pasaría por completo solo, siendo odiado por tantos que era imposible recordarlo

Bajó las escaleras tratando de no cruzarse con nadie de la familia Pines, caminó fuera de la cabaña evitando el nuevo sistema de seguridad que Ford había implementado apenas descubrió su existencia en el plano, para su suerte sólo evitaba que entrara en las mentes de quienes se hallaban dentro de su radio, y emitiría una alerta si se acercaba a menos de 10 metros, nada que no pudiera eludir; caminó a lo largo del bosque hasta encontrarse con su tumba, o al menos lo que quedaba de ella, lentamente se desmoronaba y perdía el encanto que alguna vez pudo tener, se sentó frente a ella como lo hacía cada tarde y comenzó a monologar consigo mismo – Hola, sé que fue apenas ayer que hablé de Mason pero... por más egoísta que suene me gustaría que se quedara, Estrella Fugaz dice que volverán tan pronto como sea posible pero las estrellas dicen lo contrario... he tratado de advertirle pero sigue insistiendo en que debe hacer lo que sea que tiene en mente, es demasiado testarudo

Se recostó sobre el césped esbozando un suspiro abrumado mientras admiraba la copa de aquel bosque que hubiera visto crecer con el paso de los años, colocó su mano sobre su rostro observando el fuego que emitía tenuemente – Si lo hago podría quedarse el tiempo que quisiera... pero igual no le agradaría – se dijo a sí mismo mientras debatía por enésima vez sobre sus planes, quería con toda su alma que el Pines se quedara a su lado hasta que el universo dejara de existir, pretendía retenerlo hasta que la muerte los alcanzara, y esperaba que aquello no fuese pronto – ¡Maldición!, odio el maldito día en que aprendí a quererte Dipper Pines, odio amarte y amo odiarte... no entiendo nada de lo que me sucede y tú no ayudas, sólo agravas el problema...

El día nuevamente se había terminado, volvió a casa igual que siempre y esperó a que la cena comenzara para reunirse con el amor de su vida, después de aquello subieron a la habitación que compartían y se acostaron dispuestos a dormir, Bill sostenía entre sus brazos a la frágil y especial figura del chico que le hubiera cambiado la existencia, poco a poco Morfeo atrapó al menor de ambos, pero el ambarino no podía con ello, no podía respirar de la desesperación que sentía al saber que sería la última noche que lo tendría así, quieto y silencioso a su lado, perfectamente hermoso; con cuidado abandonó la cama y salió de la cabaña mientras se disculpaba con el castaño en un susurro que nadie escuchó, miró con atención la edificación frente a él y suspiró – No te dejaré ir... jamás...

El alba asomaba sus radiantes colores por sobre la copa de los árboles, inmiscuyéndose en los hogares de los residentes del pueblo, un amodorrado Dipper despertó buscando el calor de su amado sin hallarlo por ninguna parte, se dirigió al baño sólo para hacer crecer su decepción, se apresuró a vestirse y tomó el diario que con tanto esmero había construido, bajó las escaleras para desayunar y lo primero que encontró fueron un par de ojos ambarinos sonriéndole desde abajo – ¿Dónde estuviste anoche?

– Salí a caminar... creo que me hizo bien pensar con la cabeza fría, ¿quieres desayunar?, preparé panqueques, le pedí la receta a tu hermana – el castaño se sonrío de lado para avanzar directo a la cocina y encontrarse con un plato atiborrado de panqueques

– Son demasiados...

– Los comeré contigo si eso te molesta – indicó aún con una sonrisa adornando su pálido rostro, acercó la silla a su pareja y después tomó asiento, durante todo el desayuno no hablaron más que de cosas banales que les hacían reír

– ¿Realmente hiciste eso?, suena tan...

– ¿Estúpido?, lo sé, pero igual lo hice, ser demonio tiene sus desventajas

– ¿Alguien mencionó un demonio? – la voz del mayor de los Pines resonó por la pieza causando un escalofrío en la espalda del castaño – sólo bromeo, Dipper tus padres están al teléfono, al parecer saben que cambiaste los boletos para venir aquí, están algo... molestos – sentenció de manera fría para después indicarle el camino al chico que ahora caminaba como si sus piernas pesaran, estaba sudando y su voz se quebraba en cuanto deseaba cruzar palabra con alguien, miró por última vez a Bill antes de desaparecer por el pasillo

<<– ¿Hola?

– ¡Mason Pines!, hablamos a la supuesta locación en Oklahoma y nos dijeron que no estabas allí, tratamos de buscarte por todas partes y cuando llamamos a la central de autobuses nos dijeron que abordaron a Gravity Falls, ¡nos tenían preocupados! – la madre del menor sonaba realmente alterada al otro lado del teléfono

– Lo siento mucho, queríamos...

– Pero nos alegramos de que estén bien, tu tío ya nos hizo el favor de explicarnos lo que sucedió, y aunque no aprobamos que nos mientan... creo que podríamos hacer una excepción por ahora

– ¿Q-Qué estás diciendo?

– Los dejaremos quedarse el tiempo que quieran – la voz de un hombre resonó en la bocina dibujando una sonrisa en el rostro del castaño – siempre y cuando nos llames todos los días – el Pines asentía vivazmente con la cabeza como si alguno de los involucrados en la llamada pudiese verlo – aún no aprobamos la manera en la que tratas de ganarte la vida pero... creemos que si es algo que quieres podrías lograrlo – el chico lloraba de la emoción – suerte hijo

– ¡TE QUEREMOS! – se escuchó a ambos tutores gritar antes de colgar la llamada>>

– ¿Estás lloran... – el rubio no terminó la pregunta cuando su humano favorito se abalanzó sobre de él rebosante de alegría

– Me dejaron quedarme – alegó mientras lloraba en el pecho de su amado – Me quedaré contigo...

– Me alegra saber eso... – murmuró mientras acariciaba el cabello del menor

Mientras tanto en las instalaciones del tiempo – ¡Señor!, una extraña energía proviene de Gravity Falls nuevamente, al parecer es nuestro fugitivo, de ser así tendríamos una razón para encerrarlo definitivamente

– Perfecto... simplemente perfecto, trae todos los datos pertinentes y comiencen la cacería

– ¡Si señor! – gritó el guardia antes de abandonar las instalaciones

– No te metas con el tiempo Cipher, ¿qué no lo has aprendido? – musitó el hombre de vieja apariencia mientras observaba ensimismado una pantalla con una imagen panorámica del pueblo en el que el demonio se refugiaba

Diabólica tentación (Billdip) #PremiosGravity2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora