22: Fuerza de voluntad

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El demonio más odiado en Gravity Falls ahora disfrutaba de su soledad en el bosque, había estado pensando seriamente en las consecuencias de sus actos pasados con la chica amiga de los gemelos, se preguntaba si aquello causaría alguna anomalía en sus planes a futuro, realmente le venía sin cuidado descubrirse siendo perseguido por un cuarteto de chicas enojadas, lo que realmente le preocupaba era la manera en lo que aquello podría afectar a la perspectiva de Dipper sobre de él, desde que hubo interferido en su pesadilla no dejaba de preguntarse la razón por la que el menor lo miraba como una amenaza imparable, sabía que podía detenerle en cualquier momento, obligarlo a morir sin energía o incluso, lanzarlo a su tío para que éste le eliminara, pero de algún modo, le seguía viendo como un ente indestructible que le acababa de dentro hacia afuera, aquel último pensamiento le molestó lo suficiente como para lanzar un bufido al aire, ¿acaso era tan malo?, la pregunta normalmente se respondería por sí sola y le llenaría de jovialidad saber que el corazón de su enemigo teme a su mera presencia, pero en esta ocasión, la respuesta le parecía ilógica y atormentaba sus sentidos, recordaba cada escena, cada pequeño movimiento que su representación subconsciente hubiera hecho en contra de su batería humana, y por alguna razón, verse a sí mismo actuar como el idiota que era no le había satisfecho en lo más mínimo, lo había molestado hasta el punto de interferir con la pesadilla, ¿por qué?, era la pregunta redundante ante todo lo que se planteaba, sin respuesta aparente, decidió comenzar a avanzar por el bosque en busca del único elemento en él que podía darle paz y recordarle el horror de su nueva vida, su tumba.

Después de tropezar con cientos de ramas, golpear un par de troncos y haber matado al menos veinte mosquitos, llegó a su destino, no pensaba estar tan alejado del lugar, realmente en un inicio no lo estaba, pero como era su costumbre, al estar inmerso en sus propios pensamientos, poco o nada de atención prestaba a su alrededor, por lo que eventualmente terminó perdiéndose entre la frondosa arboleda, al final, llegó sano y salvo al punto en el que se dispondría a pensar acerca de todo lo que le asediaba hasta el momento, comenzando por las palabras de su doble dentro de la pesadilla del menor de la familia que le daba asilo actualmente, no comprendía en realidad cómo es que aquella pesadilla sabía con exactitud qué era lo que le molestaba, él sabía todo acerca de los sueños y pesadillas, era su ramo, tenía total conocimiento acerca de cómo éstas se crean y dan origen a la fijación del subconsciente en un plano más inmediato al consciente, pero, nada de ello explicaba el por qué alguien que no poseía ningún conocimiento de él o su pasado había podido formular un sueño tan acertado, uno que le había dejado fuera de combate con solo un par de palabras y una frase rebuscada, estaba molesto consigo mismo por aquello último , frustrado de su propia incompetencia – Pura mierda, realmente esto apesta, vivo encerrado en un sitio en el que debo mentir sobre quién soy para evitar que mis peores enemigos me asesinen en este deplorable estado, que por cierto, se debilita al mismo tiempo que esta ¡estúpida piedra se desmorona! – tomó una roca del suelo lanzándola hacia su estatua, ahora más erosionada de lo que estaba hacía un par de días, líneas delgadas que antes representaban pequeños detalles de la figura, actualmente no mostraban más que manchas borrosas sobre la roca, el moho ahora cubría dos terceras partes de la superficie de la misma, y ante el golpe del pedrusco lanzado, unas cuantas moronas cayeron al suelo sin cuidado, aquello solo hacía desesperar más al demonio atrapado en cuerpo de humano, había estado haciendo algunos cálculos de acuerdo a su condición, temía que si seguía de ese modo, agotando su energía y revivificándola en menor medida gracias al Pines, terminaría por morir exhausto en no más de dos o tres meses, y a decir por el estado de su única unión entre el Escape Mental y su cuerpo físico, podía decir que sus cálculos erraban por poco.

Se estaba impacientando, su cuerpo pedía más atenciones día con día y no sabía qué hacer con todo aquello, eso sin contar que literalmente había sido sentenciado a muerte cuando Axolotl le obligó a utilizar a su peor enemigo como medio de redención, una parte de él quería hacerlo, más que como un modo de salvarse, como una manera de evitar que alguien con plenas facultades y capacidades se viera sumido en un miedo irracional a su única fuente de eterno conocimiento, pero aquello, igual que la mayoría de sus pensamientos que rondaban alrededor del castaño, le molestaba, le irritaba al punto de querer golpearse a sí mismo por pensar en ese niño, por siquiera considerarlo dentro de sus prioridades a corto plazo, si no pensaba en él como una fuente de energía, no se permitía pensarle diferente, aunque aquello ocurriera más a menudo que lo primero, sin embargo, aunque buscara mil y un razones para cumplir con su "rehabilitación", la parte poco cuerda de él le insinuaba aquello como una mala idea, que le daría más armas al enemigo para poder eliminarle del mapa, se presionaba a sí mismo buscando la respuesta, y por si fuera poco, esa mañana se había dado cuenta de lo único en todo el universo que deseaba no saber, lento como el paso de los días en esa eterna agonía, estaba perdiendo algunas de sus cualidades.

Diabólica tentación (Billdip) #PremiosGravity2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora