52: Antología (Parte 2)

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Por otro lado, el castaño dueño de los pensamientos del demonio, yacía acostado sobre el sofá mirando la televisión sin prestarle demasiada atención, después de todo no tenía sonido, simplemente la había encendido para divagar un poco, algo que no fue muy efectivo al final del día, su cabeza estaba hecha un lío, y no era simplemente porque hubiera asesinado a alguien, sino que todos sus recuerdos se entremezclaban y no podía discernir la realidad de la que ahora era parte, de aquella que no, se sentía confundido y también culpable.

Recordaba con exactitud la pelea que había llevado a los sucesos actuales, pero también recordaba haber tenido una pelea similar en "su otra realidad", la única diferencia era que no había causado un alboroto tempodimensional; cada vez que desviaba la mirada a la escalinata detrás de él sólo podía recordar la sonrisa del rubio, su penetrante mirada incrustada en cada rincón de su alma, pero sobre todo, la demandante necesidad de tenerlo cerca todo el tiempo, de aprender con él lo que no había podido aprender en su vida en Piedmont; pero al mismo tiempo, le hacía doler el pecho recordar el destrozado rostro de Pacífica al revelarle sus descubrimientos, las lágrimas de la chica mientras le contaba sus conclusiones, le dolía recordarse en una vida con ella, una en la que le sonreía cálidamente, casi igual que él.

Se levantó frustrado, tomó su cabello con ambas manos y lo alborotó con desesperación, sus orbes parecían perdidos en algún punto del televisor al borde de las lágrimas, no sabía cómo lidiar con ello, no había un libro o una ecuación que le permitieran responder ese duelo emocional que tenía consigo mismo, tenía un sentimiento atorado en el pecho y no sabía exactamente de quién era; ella le había enseñado lo que la aceptación significaba, él le había mostrado el concepto de perdón, con ella había aprendido de literatura e historia antigua, pero con él, había aprendido de universos y eventos que aún no sucedían – Que locura – suspiró finalmente bajando sus manos hasta sus rodillas, aún con la vista perdida en el televisor

No planeaba pasarse la noche en vela analizando los pros y los contras de entablar una relación con una humana o de hacerlo con un demonio, sin embargo, ese parecía ser el rumbo por el que su consciencia le estaba llevando, sentía en su corazón que ambos guardaban un lugar muy especial, es decir, salvó a Bill sin pensarlo demasiado, rompió varias leyes temporales y posiblemente dimensionales, pero, también sentía que era lo mínimo que podía hacer dada su situación, no puedes recordar a alguien y dejarlo así como así.

Si tan solo fuera capaz de entender los fenómenos que conducían a su corazón, se preguntó varias veces el motivo por el que ahora estaba tan indeciso de sus acciones, pero no encontró ninguna respuesta que le convenciera, sabía que amaba al demonio subiendo la escalera, sabía que la vida a su lado había sido dichosa y llena de sorpresas, pero también sabía que tenía un profundo cariño, y quizás también amor, por la chica de dorados cabellos que susurraba su nombre cuando dormía, y que en algún momento, se vio sentando cabeza con ella, ¿cómo definir ese sentimiento?, estaba seguro de amarlo, estaba completamente consciente de que sus sentimientos hacia él eran tan fuertes e inamovibles como un roble plantado a medio bosque, pero entonces, ¿por qué titubeaba tanto?, ¿cuál era el motivo de sus pensamientos?

Necesitaba una visión más clara de "sus pasados" para poder analizar "sus futuros", los cuales, sin temor a equivocarse, serían tan distantes uno del otro que daría miedo. Después de varias horas de divagar en sus recuerdos distorsionados, finalmente cerró los ojos para descansar; teniendo una serie de sueños extraños y difusos, llegó el amanecer y con él, la luz matutina. Lo primero en hacerle despertar fue un extraño ruido proveniente de arriba, enseguida supo que sería Bill teniendo alguna clase de problema, algo común en él, según sus recuerdos. Subió la escalera y llamó a la puerta de su propia habitación, sin escuchar respuesta del otro lado, volvió a llamar aún con los ojos medio cerrados debido a su reciente despertar, pero en esta ocasión, un golpe sordo le obligó a actuar, casi derribando la puerta, se abrió paso a la habitación.

Diabólica tentación (Billdip) #PremiosGravity2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora