32: Realidad

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El demonio abría lenta y perezosamente los ojos tratando de visualizar su entorno, encontrándose primero con la pared que acunaba la cama del menor de ambos gemelos, giró su cabeza hacia el lado opuesto con los ojos entrecerrados y aún somnolientos, en cuanto los abrió por completo se halló con una cabellera castaña reposando suavemente cerca de su pecho, le miró un par de segundos antes de percatarse de que la cama contraria estaba habitada por una dormida Mabel y un cerdito en el mismo estado que su dueña, se removió en su lugar tratando de levantarse sin molestar al verdadero propietario de aquel lecho, sin embargo éste despertó en cuanto sintió el movimiento – L-Lo siento, me quedé dormido, iré a dormir a la sala, tú descansa – se frotó los ojos perezosamente y bostezó antes de mirar al rubio a su lado y sentir como una fría mano se posaba en su cintura evitando que se moviera libremente

– No te vayas Pino, quiero hablar contigo – murmuró tratando de no despertar a la otra inquilina del lugar, si Dipper no estuviera tan cansado en esos momentos posiblemente hubiera apartado la mano del mayor buscando escapar, pero en su lugar, el chico asintió lentamente y se acomodó nuevamente – Quiero darte las gracias, por cuidarme y todo eso

– Sabes que no es necesario que lo digas, en especial si solo lo dices por compromiso

– ¿A qué te refieres? – susurró un poco más alto mostrando su descontento ante la poca fe que tenía el chico hacia su sinceridad – realmente lo digo enserio, es decir, estaría muerto de no ser por ti, realmente lo agradezco...

– Bueno, contigo es algo difícil discernir cuando mientes, eres sarcástico o simplemente dices la verdad – la poca luz lunar que se asomaba por la ventana triangular de la acogedora habitación apenas y alumbraba el rostro de ambos mostrando sus más remarcadas facciones, sin embargo, a esa luz era posible mirar todo el universo en las pupilas del demonio, el ámbar de sus ojos brillaba tenuemente y gracias a ello podía apreciar mejor el chocolate incrustado en los ojos contrarios – ¿acaso te gusto o por qué no cierras la boca? – bromeó el Pines regresándole la frase que en la mañana le hubiera hecho sonrojar

– Si fuera así, ¿tendría algo de malo? – mencionó con autosuficiencia sonriendo ladinamente, la expresión contraria pasó de ser burlona a estar completamente confundida, así que para atenuar el ambiente que se había creado el rubio se retractó – Tranquilo, es solo una broma, apuesto a que no esperabas aquello, eres tan fácil de leer como un libro, pequeño Pino

– E-Es tu culpa, siempre eres tan frívolo que nunca puedo entender de verdad lo que piensas... – un pequeño silencio se instaló en el cuarto, sólo el compás de ambas respiraciones era detectable en la atmosfera que ellos mismos habían creado – Igualmente gracias

– ¿Por qué? – inquirió el demonio sorprendido de tan repentina declaración de gratitud

– Por tratarme como si fuera alguien normal, es decir, en Piedmont mi vida es un verdadero desastre, vine aquí para encontrar la aprobación de mis padres para mudarme y como van las cosas, no creo lograr mucho, ellos detestan este sitio tanto como mi afición por lo sobrenatural, y yo sé que este oficio es peligroso y todo eso pero... me gustaría que el mundo no me tratara como un fenómeno intelectual – lentamente la voz del Pines se fue perdiendo en un suspiro amargo, cargado de recuerdos tortuosos y heridas aún sangrantes en el interior de su pecho

– Es bien sabido que las mentes inferiores temen por su realidad cuando alguien superior trata de quitarles la venda de los ojos – comenzó el rubio apartando un par de mechones marrones de la frente del contrario, acariciando su rostro cuyos ojos amenazaban con humedecerle – no te trato diferente de lo que trato a quienes realmente considero interesantes, tienes un don Mason Pines, vamos, pudiste derrotarme en dos ocasiones no consecutivas solo con tus manos y tu intelecto, mentiría si dijera que no abres una ventana de curiosidad en mi

Diabólica tentación (Billdip) #PremiosGravity2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora