33: Confesión

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Los días transcurrían apaciblemente, el sol abrazador distintivo de la primavera surcaba el cielo dotando de una fina aura calurosa a todo lo que tocaba, su luz iluminaba todo cuanto era posible y animaba las festividades y juegos que los diversos sitios concurridos por los pobladores solían realizar, sin duda alguna las cosas pintaban maravillosamente para Gravity Falls, incluso dentro de la Cabaña del Misterio todo iba viento en popa, de un momento a otro Mabel y Cipher comenzaban a tolerarse y más aún, a llevarse sumamente bien, se notaban amenos al platicar y parecía que realmente se divertían, Stan y Ford solían dar el principal recorrido de la cabaña por turnos, siempre cuidando que nadie notase el cambio entre ellos o habría problemas por la fidelidad del establecimiento, y en cuanto a Dipper, bueno, él se mantenía inmerso en sus investigaciones y no comprendía del todo la razón por la que su tío simplemente dejó de preocuparse por los fenómenos relevantes que ocurrían en el pueblo o en torno a situaciones complejas como los esporádicos ataques mágicos de Bill, desde darle vida a las piezas fabricadas por su tío para despistar a los turistas hasta hacer flotar todo a su alrededor, nada de eso parecía importarle y aquello le preocupaba.

– ¡De verdad eres terrible! – espetó el castaño en medio de una carcajada mientras trataba a toda costa de limpiar las migas de los labios ajenos, había parado en el merendero antes de terminar su recorrido por el bosque y como por costumbre habían ordenado panqueques y malteadas de chocolate para desayunar – ¡quédate quieto o no podré limpiarlo!

– ¡Pero se desperdiciará!, estas delicias no merecen terminar en la basura

– No piensas comerlo directo de tus labios, ¿o sí? – el chico enarcó una ceja tratando de retarlo a perder la "etiqueta" que tanto resguardaba

– Podrías hacerlo tú por mí – rebatió el rubio sonriéndole con sorna, como respuesta obtuvo un golpe en la cabeza

– Sabía que no lo harías – finalmente el ataque de la servilleta contra su rostro resultó vencedor mientras se perdía en los orbes marrones justo frente a él. Después de aquello un pequeño paseo por el bosque para llegar hasta la cueva era necesario, caminaban lentamente mientras se dejaban absorber por la belleza natural de la zona – ¡Mira, por allí! – el castaño tomó la mano de su acompañante para halarlo al punto que quería prestara atención, el aludido se tensó al contacto y una estela azul abandonó su cuerpo, acto seguido todas las hojas de los arbustos que circundaban la zona inmediata donde se hallaban desalojaron sus puestos en forma de mariposas revoloteando alrededor del Pines – ¡Wow!, ¿qué clase de criaturas son estas?, nunca las había visto – masculló soltando la mano del rubio para posarla frente a su rostro esperando a que una de esas criaturas aladas se posara en ella

– N-No lo sé pero deberíamos avanzar, podrían ser peligrosas – algo había aprendido de sus irregularidades en el pasado, todas ellas tarde o temprano terminaban lastimando a alguien o a algo, ¿la razón?, casi siempre eran celos, o al menos eso dedujo la gemela de su nuevo interés amoroso, cuando notaba a alguien demasiado cerca del chico o se le atravesaba por la cabeza algún pensamiento que terminara con el Pines a lado de alguien más, las pocas cosas que había creado en esos desliz de poder se revelaban en contra de esas fantasías. Finalmente continuaron directo hasta la cueva sin mayores inconvenientes, en un inicio el ambiente estaba claramente tenso por parte del demonio, pero poco a poco la compañía contraria se volvía acogedora y abrazadora nuevamente, el tiempo transcurría y sus avances literarios aumentaban rápidamente.

La noche era cálida, el fulgor de las llamas encendidas al medio de tan paradisiaco lugar aumentaban el sentimiento acogedor que poseía, las estrellas se mostraban centelleantes a lo largo y ancho de las paredes centrándose en el único ser que no prestaba atención alguna a sus enseñanzas, la rutina de salir al bosque y cazar misterios e ingresar a la cueva para registrar los hallazgos y complementarlos había sido tan repetitiva que pensar en dejar aquellas prácticas de lado significaría un total descontrol en la vida de ambos sujetos, los beneficios de charlar con alguien acerca del mundo y sus peculiaridades, de la vida y sus pocas bondades así como de los terribles tropiezos de la vida, sólo acrecentaban esa inquietud salvaje contenida en el más alto de ambos, y justo ahora, ese límite de la razón que poco poseía se estaba desmoronando tan pronto como trataba de construirla.

Diabólica tentación (Billdip) #PremiosGravity2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora