Capítulo Cinco.

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Sábado, 17 de noviembre del 2018

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Sábado, 17 de noviembre del 2018.

Ya pasó el examen más importante del año, el suneung. Hacía años que no estudiaba con tanta intensidad como las últimas semanas, arriesgándome a pasar por lo mismo que hace seis años atrás. El ambiente en casa ha estado tenso debido a que decidí mantener silencio respecto a cómo me fue. Sé que cualquier cosa que diga mamá lo usará para decirme que no me esforcé lo suficiente, y justo ahora es lo que menos necesito escuchar. La ansiedad por el examen sigue dentro de mí después de dos días, así que la salida con Park Min Su llega en un buen momento.

A pesar de que tendré que hablar con tres chicos desconocidos, la idea de verla de nuevo me calma. Cuando se lo dije a Chan Yeol ayer dijo:

—Es adorable lo mucho que te gusta.

—No me gusta —insistí—, sólo me agrada.

—Lo que tú digas —Rio—. Sea lo que sea, al menos parece que tus sentimientos por ella son correspondidos.

No respondí, en cambio le di vueltas a esa frase. ¿Acaso cree que le gusto a Park Min Su? Sí, claro. Como si fuera posible. Además, tampoco me gusta de esa manera, pero nadie quiere escucharme.

Por la ventana se cuelan la luz del sol, se aprecia cómo el cielo se torna anaranjado poco a poco, significa que es hora de que me arregle para salir. En cualquier momento ella vendrá a buscarme en su auto rojo para llevarme a casa de uno de sus amigos.

Si pienso en que estaré en la casa de un desconocido... Me dan ganas de rechazar. Pero no lo haré.

Me pongo mi suéter morado, los jeans negros y los aretes. Repito una y otra vez las mismas palabras: Tranquilízate. Recuerdo que todavía hay un obstáculo que no he descifrado cómo superar: mamá. No sé qué excusa puedo dar esta vez para justificar mi salida... Debí pensarlo con antelación.

El sonido de notificación del teléfono llama mi atención. Veo su nombre en la pantalla junto a un mensaje que dice que está estacionada frente a la casa.

Voy a la sala y lo primero que veo es a mi padre y a mi hermano menor pegados a la ventana, observando el auto rojo. Miro a los lados, mamá no está por aquí.

—¿Quién crees que sea? ¿Uno de tus amigos? —le pregunta papá a Tae Min.

Ah, por eso están así.

—Viene por mí.

Ambos voltean a verme con miradas confusas. ¿Es tan difícil creer que tengo una amiga?

—¿Quién viene por ti?

—Mi amiga... Yo... trataré de no llegar tarde. —Me coloco los zapatos en la entrada y tomo las llaves—. ¿Dónde está mamá?

—Salió hace un rato —explica papá—, tal vez vuelva pronto con los ingredientes para la cena.

Me giro para mirarlo de frente, todavía tienen esas miradas anonadadas, en especial Tae Min.

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