Capítulo Veinticinco.

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Sábado, 19 de enero del 2019.

En un día normal el repasar temas de la escuela y leer me habría ayudado para despejar mi mente, pero hoy no funciona, no del todo. El miedo que tengo me acecha como una sombra que cada tanto pone sus manos en mis hombros para recordarme lo que puede pasar hoy si ella se entera. Mantengo a mi lado el libro de Kim Young Ha en el que guardé las entradas. Cada cinco minutos espío el reloj, a la espera.

Cuando ya no puedo seguir estudiando saco mi consola y juego para pasar el tiempo. Me siento terriblemente ansioso, la idea de que llegue la hora y mamá aún siga aquí me tiene aterrado. Respiro profundo; tengo que permanecer positivo.

No saber lo que pasará hoy hace que me sienta más inquieto de lo normal, no sólo en cuanto a mi mamá. ¿Qué haré después de darle las entradas? ¿Le digo lo que siento por ella? ¿La abrazo? ¿No hago nada? Es una lástima no tener experiencia en estos temas.

El cielo se oscurece, aún faltan unas horas para que Min Su llegue. Mamá todavía no sale de casa. La puerta de mi habitación se abre, doy un brinco, pero solo es Tae Min que quiere ver cómo estoy.

—Siendo honesto, estoy cada vez más nervioso —admito.

—Tranquilo, todo va a salir bien —dice con mucha confianza, en ese sentido se parece a papá—. ¿Puedo jugar contigo?

Las horas pasan más rápido cuando juegas Rayman, uno de los juegos favoritos de Tae Min y mío. Mamá pasa frente a mi habitación y suspira, tal vez porque ve que no consigue separar a mi hermano de mí.

—Saldré por unas horas, no hagan nada raro..., ni dejen que su padre haga algo raro.

Apenas escucho la puerta de entrada cerrarse respiro con calma.

—Muy bien, manos a la obra —murmura Tae Min con picardía.

Acomodo el cuello de mi sobretodo negro, papá y Tae Min se aseguran de que todo esté en orden. En cualquier momento estará aquí.

—¿Vas a vestirte todo de negro? —inquiere papá.

—Creo que se ve elegante —Mi hermano se encoge de hombros.

Pasamos desde el segundo en el que mamá puso un pie fuera de la casa arreglando todo, limpiando, ordenando y cocinando. Paso las manos por mi cabello para peinarme cuando el teléfono suena. Inmediatamente los tres lo miramos. En efecto, es un mensaje de Min Su para avisar que ya está aquí. Suspiro con fuerza y me dirijo a los dos.

—Por favor, no mencionen a mamá, no pregunten si somos pareja y mucho menos le cuenten cosas «graciosas» de cuando era niño.

Ambos asienten, aunque no me dan mucha confianza. Abro la puerta y.... Ahí está ella, con un vestido rosado y chaqueta de jean, jugando con las puntas de su cabello. Sonrío, verla hace que mis nervios se esfumen.

Black SheepDonde viven las historias. Descúbrelo ahora