Capítulo Quince.

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Domingo, 30 de diciembre del 2018

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Domingo, 30 de diciembre del 2018.

Es común para mí no dormir bien por las noches, tiendo a despertar dos o tres veces durante la madrugada y tardo un rato en volver a dormir, pero esta vez sé que es por un motivo diferente. Seguía despierto en la oscuridad pensando en ella, en su cara, en sus manos. Y persistí de la misma manera al despertar.

Me bajo de la cama y me pongo los lentes. Tal vez sea buena idea visitar a Chan Yeol después de desayunar para que me ayude a despejar mi mente. Le escribo un mensaje primero, para asegurarme de que puedo ir, y luego de comer iré hacia allá.

Reviso entre los demás mensajes, está un mensaje de Soo Bin que olvidé contestar ayer y otro de Min Su que parece haber enviado cuando apagué el teléfono. Mandó la foto que nos tomamos ayer en Haeundae.

—Hermano... ¿Pasa algo?

Tae Min se asoma en mi habitación, todavía en pijama.

—Tenías razón... sobre mis sentimientos por Min Su.

Suspiro y paso una mano por mi cabeza. Él abre la boca emocionado, entra y me toma de los hombros.

—¡Por fin abriste los ojos! ¿Qué vas a hacer? ¿Se lo dirás?

—Yo... no lo sé —admito con cierta tristeza.

Su expresión cambia al darse cuenta de que, en efecto, no tengo ni la más mínima idea de cómo reaccionar en esta situación. Es la primera vez que me enamoro; antes de esto, no se me pasó por la cabeza que llegaría a sentirme así por alguien.

Suelta su agarre y en cambio me da una palmada en la espalda.

—Tranquilo, todo saldrá bien. Te lo aseguro.

Chan Yeol vive justo arriba de la cafetería en la que trabajamos, así que tomé el mismo bus que me lleva al trabajo. Será la primera vez que vea el apartamento en el que vive con su familia. Toco el timbre y una pequeña niña abre la puerta.

—¿Eres el amigo de Chan Yeol? —pregunta.

Hago un gesto afirmativo. Debe ser su prima, me la ha mencionado unas cuantas veces. La niña entra al apartamento de nuevo y Chan Yeol aparece con su cabello despeinado.

—Hola..., perdón por venir tan temprano un domingo —me disculpo.

—No te preocupes —dice, restándole importancia, y hace una seña para que pase.

Es un apartamento sencillo, ni muy grande, ni muy pequeño. La madre de Chan Yeol, según él, está durmiendo de nuevo en su habitación, su padre está en la cafetería arreglando unas cosas. Vamos a la cocina, la niña se sienta conmigo a comer cereal mientras su primo prepara café.

—Cuéntame, ¿qué te hizo venir aquí un día como hoy? —cuestiona, dándome una taza de café; su prima lo agarra de la camiseta con expresión enojada—. Ah, claro. Tae Joon, ella es Do Jung, mi prima.

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