Capítulo Treinta y tres.

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Viernes, 1 de febrero 2019

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Viernes, 1 de febrero 2019.

Paso una mano por mi cara con cansancio. Espero a que conteste el teléfono. Sé que es probable que esté dormido todavía, pero quiero ser el primero en felicitarlo.

Al contestar, Tae Min balbucea algo parecido a un saludo.

—Feliz cumpleaños, hermanito —bostezo—. ¿Fui el primero en felicitarte?

—Gracias... No, papá apareció en mi cuarto a las doce de la noche y me despertó cantando «Feliz cumpleaños».

—¡Casi! Bueno, al menos soy el segundo —bromeo.

—Sí, pero ahora estoy despierto a las... ¿seis de la mañana? ¿Es en serio?

—Oye, yo tengo que despertarme todos los días a esta hora si quiero llegar temprano al trabajo —me quejo—. ¿Nos veremos cuando termine mi turno hoy?

—Claro, iré a la cafetería a buscarte. Mamá no puso ningún «pero», supongo que este será mi regalo de cumpleaños.

Tae Min bosteza con fuerza.

—Tae Joon, quiero dormir una hora más, ¿podemos hablar más tarde? —reclama.

—Claro, sigue hibernando. Nos vemos después.

—Por eso no la he visto en toda la semana, sus padres se quedarán hasta el año nuevo lunar. Aquí tienes. —Le sirvo a Soo Bin su caramel macchiato, el café que siempre pide.

No había pensado en el Seollal desde el año anterior. Ahora me preocupa no poder ir este año por lo que ocurrió con mamá...

—Gracias, Tae Joon. Deberías hablar a solas con ella más tarde —sugiere, refiriéndose a la fiesta sorpresa que organizamos para mi hermano.

De solo pensar en hacerlo hoy mismo se me revuelve el estómago.

—Ah... Lo pensaré.

Poco antes de que mi turno termine, Tae Min llega, más temprano de lo esperado. Se sienta junto a Soo Bin, quien está tan concentrada con su música y sus dibujos que casi no se da cuenta de esto.

Por hoy tengo que dejar de lado el tema de Min Su. Este día es para pasarlo con Tae Min.

—Quise venir con Na Rin y Yeon Gi, pero ambos están ocupados hoy —menciona al salir de la cafetería—. ¿A dónde vamos?

—Iremos a casa de Soo Yeon para poder cambiarme de ropa. —Tae Min hace una mueca de fastidio—. ¿Acaso quieres que esté el resto de la tarde vestido así? —cuestiono señalando mi uniforme.

Compramos un hoppang de camino a la parada de autobús; en el trayecto hacia la casa de Soo Yeon me cuenta cómo fue la mañana de su cumpleaños. Papá le regaló los cómics de Walking Dead, y el regalo de mamá fue dejarlo volver al equipo de fútbol. La tía Yu Ri y nuestra abuela dijeron que le darían sus regalos en el Seollal.

Black SheepDonde viven las historias. Descúbrelo ahora