Tae Joon, un joven tímido y solitario, tendrá que aprender a salir de su zona de confort al conocer a Min Su, una chica que aparenta ser todo lo contrario a él.
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Por varios años la vida de Tae Joon se ha basado en estudiar para tener un buen futur...
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Domingo, 20 de enero del 2019.
La pantalla de mi teléfono indica que ya es de madrugada, deberían estar más calmados en casa. Es hora de devolver la llamada.
Repica una, dos, tres veces. Cruzo los dedos deseando que no esté enojado conmigo.
—¿Hola? —Su voz me hace pensar que lo desperté—. ¿Tae Joon?
—Hola, hermanito...
—¿Dónde estás? ¿Sabes lo preocupados que estamos todos? —susurra con enojo— Me asusté mucho cuando vi que no estabas...
—Descuida, estoy en casa de Min Su. —Rasco mi cuello—. Perdón por desaparecer así...
Tae Min se queda en silencio, por un instante creo que colgó, hasta que lo escucho respirar.
—¿Estás molesto?
—Tae Joon... —suspira—. Dijiste que nos iríamos juntos... y que no me dejarías sólo aquí...
Me quedo sin habla por segundos.
—Tae Min...
—¿Podemos hablar más tarde? Me estoy quedando dormido —bosteza
—Cla... Claro. —Asiento, aun sabiendo que él no puede verme—. Buenas noches, Tae Min.
—Buenas noches —cuelga.
Exhalo por la boca, dejo el teléfono a un lado y me quedo sentado en la oscuridad, con Min Ho acostado frente a mí. Acaricio su pelaje con suavidad hasta que siento que mis ojos comienzan a picar y a llenarse de lágrimas. Sacudo la cabeza, me seco la cara con el brazo.
Se supone que después de lo ocurrido hace seis años había aprendido a controlarme, la última vez que lloré de verdad fue cuando mi abuelo murió... La culpa no me deja pensar bien.
Tapo mi boca con el dorso de la mano, para evitar que salga un sollozo. Las lágrimas resbalan por mis mejillas hasta caer en la cama. Una vez empiezo a llorar es complicado detenerme. En especial porque no paro de pensar en ello. Se lo prometí... ¡Hace no mucho que se lo prometí! El tono de su voz hace unos segundos... Sonaba decepcionado. Intento respirar. Inhalar. Exhalar. No debo pensar en ello. Si sigo así no podré dejar de llorar. Y no quiero llorar, no ahora, no por esto.
El gato comienza a lamer mi mano, como si pretendiera consolarme. Respiro profundo y seco mis lágrimas con mi camiseta. Mejor intento dormir. Quizás mañana no me sienta tan mal...
☼
Min Su se lleva una mano a la cara para bostezar, tiene el cabello recogido en una coleta alta y está con la cara recién lavada. A pesar de la hora, se ve que preferiría seguir durmiendo. Mis ojos todavía pican por el arrebato de anoche. Realmente espero que no se note.
—Me avergüenza un poco que me veas así, recién levantada —admite, toma con sus palillos un poco de arroz—. Y sin maquillaje —añade.
Conozco a Min Su hace meses y apenas me doy cuenta de que el maquillaje hace que sus ojos se vean más grandes de lo que son en realidad. En la foto que vi en su habitación no notaba tanto el cambio. Siendo honesto, se ve muy hermosa así. Su belleza natural es igual de deslumbrante. Ni en mis sueños esperaba llegar a verla de esta manera.
