Capítulo Treinta y seis.

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Miércoles, 6 de febrero del 2019

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Miércoles, 6 de febrero del 2019.

Es el último día del Seollal; mi tía Yu Ri, el señor Choi y sus hijos se fueron esta mañana y mamá duerme como un oso. Mi abuela me llama para darme un regalo sorpresa.

Pone un sobre en mis manos, me pide no abrirlo hasta llegar a casa, además de no contarles a mis papás al respecto.

—Tae Oh comentó que hace semanas estuviste fuera de casa por un tiempo —menciona, se sienta con cuidado en su sillón—. No quiso decirme por qué, pero creo entender la razón... —Señala el sobre—. Mucho antes de ser abuela y madre fui hija, y sé que hay cosas de las que las familias no hablan. Además, conozco a tu madre desde que tenía tu edad, así que puedo hacerme una idea de qué te hizo tomar esa decisión. Eso es para ayudarte, pero no olvides que aquí los espero siempre a los cuatro en el año nuevo lunar y el Chuseok. Tu tía también colaboró, por cierto.

Me quedo sin palabras. De alguna manera que nadie consigue comprender, mi abuela parece saber todo lo que ocurre con los miembros de su familia. Me hago una idea de lo que contiene el sobre y, si mis cálculos son correctos, haciéndome una idea de la cantidad que tiene el regalo, podría llevar a cabo mi plan de mudarme en menos tiempo de lo que creí. Tendré que esperar unos años para llevarme a Tae Min a vivir conmigo, pero está bien, no hay prisa por el momento.

Jueves, 7 de febrero del 2019.

Sin dudas se siente raro volver a desempacar mis cosas en mi habitación, después de esas semanas viviendo con Soo Yeon. Debo decir que extrañaré vivir en aquella enorme casa, sin embargo, es genial estar de vuelta.

Luego de organizar todas mis pertenencias me doy una ducha y me visto con la ropa que me regalaron por el Seollal. Es tan inusual verme usar jeans azules que, para sentirme más cómodo, me pongo la camisa negra.

Me despido de mi familia, ya que voy a salir. Min Su ya está de vuelta también, así que cumpliré mi promesa y la visitaré hoy mismo. Papá y mi hermano me desean suerte, en cambio, mamá no dice nada.

Afuera, camino con seguridad hacia la parada de autobús cuando una voz me llama.

—¡Oye, Tae Joon! ¡Espera!

Me detengo, buscando a la persona que me llama. Detrás de mí aparece un chico alto, con el cabello muy corto teñido de un color entre naranja y rosado, con las manos dentro de los bolsillos de su chaqueta, al cual no reconozco.

—Vamos Tae Joon, sé que cambié de look, pero no puede ser que no reconozcas siquiera mi voz —se queja.

Claro, esa voz sí la conozco... No quiero hablar con él, pero la impresión que me dejó su nuevo aspecto hace que no reaccione. Es el completo opuesto de cómo se veía antes.

—¿Qué quieres? —pregunto continuando con mi camino.

—Hablar contigo sobre lo que ocurrió —exclama Ji Won caminando junto a mí.

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