Capítulo Dieciséis.

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Miércoles, 2 de enero del 2019

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Miércoles, 2 de enero del 2019.

Han sido unos días tensos desde que mamá llegó. Fue complicado descubrir lo que pasó con ella y Tae Min; según parece, apenas volvió de su viaje lo regañó por no haber estudiado en su ausencia, cosa que desencadenó una discusión en la que mi hermano tenía todas las de perder, porque ella siempre tiene la última palabra.

Debo decir que admiro su valentía para intentar razonar con ella.

El problema es que, hasta ese día, parecía imposible que mamá fuese capaz de golpearlo. Quiero decir, él es el hijo menor, así que siempre ha sido como el niño de la casa. Lo que ocurrió debió causar una fuerte impresión en él.

Pasamos año nuevo los cuatro juntos, como es usual. Fuimos a la playa Gwangalli a ver el amanecer del primer día del año, y al volver Tae Min se quedó dormido en la cama de abajo de mi litera. Igual que en los viejos tiempos.

Durante la tarde de ayer, Sung Soo Bin me invitó a salir con ella hoy. Desde que nos conocimos en la fiesta me ha estado escribiendo casi tanto como Min Su meses atrás. No comprendo por qué, pero parece que le agrado bastante. Me contó cosas sobre ella, como que nació en Seúl y se mudó a Busan a los quince años, o que su familia es amiga de los padres de Soo Yeon y sus padres los metieron en la misma escuela, por eso se conocen.

Acepté su invitación ya que ella me agrada, pero siendo honesto quisiera poder ver a Min Su.

Bajo del autobús y voy hasta el lugar en el que Soo Bin dijo que me esperaría. La encuentro sentada en la parada de buses dibujando con un lápiz especial en su teléfono. Estamos en el distrito Jung, para ver el festival anual del árbol navideño antes de que se acabe. Es la primera vez que veré el festival en persona. Las calles están adornadas por todas partes con luces en forma de decoración navideña.

El cielo se está oscureciendo poco a poco, las luces navideñas se ven más brillantes. Muchas personas pasan por aquí y se toman fotos con los adornos. Es una vista hermosa. Me gustaría que Min Su estuviese aquí conmigo.

—¿Qué haces? —le pregunto a Soo Bin al sentarme.

Acerca su teléfono hacia mí; tiene dibujos de ropa: vestidos, faldas, camisetas, chaquetas. Están muy bien hechos.

—Quiero estudiar diseño de modas —explica—, es lo que más me gusta en el mundo. ¿Tú que vas a estudiar?

—Música —contesto.

—¿En serio? ¿Qué instrumento tocas?

—Piano... y ukelele.

Lo estoy haciendo de nuevo, doy respuestas cortas. Paso una mano por mi cuello. No quiero volver a esto, a no poder conversar con normalidad con otra persona. Suspiro y me levanto.

—¿Te... vas a quedar ahí o vendrás a ver las luces?

Ella por un momento me mira con extrañeza, sonríe y se incorpora, alisando su falda turquesa.

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