Capítulo Ocho.

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Miércoles, 5 de diciembre del 2018

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Miércoles, 5 de diciembre del 2018.

Espero junto a la puerta del salón de clases a que Chan Yeol termine de recoger sus cosas. Su reacción al ver que el lunes seguía adolorido por el ejercicio fue reírse a carcajadas, aunque no me molesta, incluso a mí me causa gracia.

—Listo, ¿nos vamos? —pregunta pasando la correa de su bolsa sobre su hombro.

Estoy a punto de responder cuando una voz me interrumpe.

—¡Oye!

Una compañera se acerca a nosotros, arrastrando del brazo a su novio.

—Gracias por los apuntes —dice y me entrega una libreta.

Ah, lo había olvidado.

—De nada.

—Dejé algo como agradecimiento adentro —señala, jala el brazo del chico junto a ella—. Adiós.

—Hasta mañana —responde Chan Yeol, yo me limito a inclinar la cabeza.

Ambos ven a Chan Yeol como si hubiese dicho algo ofensivo, y se van. Tenemos compañeros muy raros. No recuerdo el nombre de la mayoría, y sé que no saben el mío, pero no me molesta. Dentro de la libreta están un par de billetes. Es inusual que me paguen por mi ayuda, pero no me quejo cuando sucede.

Chan Yeol resopla.

—Es como si nadie aparte de ti quisiera hablarme —se queja con una sonrisa triste.

No contesto, ¿qué podría decirle en un momento así? No es su culpa que estudiemos con personas que juzguen por algo tan tonto como el físico o la situación económica...

Reviso la hora en mi teléfono y se me ocurre una idea.

—¿Quieres tomar un desvío antes de ir a tu casa? —cuestiono, sostengo en alto los billetes para que los vea.

Él parece pensarlo por unos segundos.

—Claro, ¿por qué no?

En vez de tomar los buses que nos llevan a nuestros hogares, tomamos uno que nos lleve a la playa Haeundae. La navidad empieza a sentirse en esta primera semana de diciembre; las calles, los buses e incluso las playas ya tienen decoraciones festivas. Aquí, en Busan, rara vez nieva, pero hace mucho frío, así que antes de ir a la playa pasamos por una tienda de conveniencia a comprar hoppang y fideos instantáneos.

En Haeundae no hay tanta gente como en otros días, al menos por ahora. Chan Yeol y yo nos sentamos en los escalones de frente al mar a devorar los fideos para entrar en calor. El clima está volviéndose más frío, es una lástima que no traje suéter hoy.

—¿Así que aquí fue donde la conociste? —cuestiona, terminando sus fideos.

—Sí, en el mirador.

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