treinta

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n/a: ahora sí está listo el cap, perdón si ilusioné a alguien con mi error.

-¿Lex?

-Jack-respondió por inercia, girando su cabeza automáticamente hacia la entrada del baño donde su novio se encontraba de pie casi paralizado. Sus ojos estaban bien abiertos, incluso cuando sus párpados aparentaban pesar una tonelada, sus manos se habían helado de un momento a otro, enfriando los charcos de sudor que las cubría, y la saliva de su boca se había desvanecido.

Parecía como si el tiempo se hubiese alentado, ninguno movió, ni movería, músculo alguno, pues estaban prácticamente petrificados. La única señal de vida perceptible en aquella habitación eran las respiraciones estridentes que empañaban el ya de por sí pesado ambiente.

Los ojos de Jack danzaron sobre las paredes del cuarto, observando cómo se desteñían poco a poco, volviéndose casi monócromas para evitar robarle el protagonismo a ese tono carmesí que brotaba desde los brazos de Alex, goteando ocasionalmente en la cerámica blanca de la tina de baño en la que estaban posados. Su lengua adquirió un sabor metálico que revolvió su estómago, pero no lo suficiente como para provocarle el vómito. Y, cuando logró librarse del trance que había congelado sus extremidades, su primer pensamiento fue ir hacia su novio, el cual seguía ensimismado, aturdido por la situación a la par que sus lágrimas humedecían la hinchada y enrojecida piel de su rostro, que su pecho subía y bajaba a una velocidad inhumana, y que el marco de su cuerpo temblaba ávidamente como efecto secundario de la ansiedad.

-Lex-murmuró con una voz rota, casi como si hubiese sido un suspiro muy agudo, sin llamar la atención del chico sentado sobre las frías baldosas del suelo.

Jack levantó su mano, dispuesto a ponerla sobre la espalda de su novio, pero, justo antes de hacerlo, notó como Alex, viéndolo por el rabillo del ojo, se giró con rapidez usando sus antebrazos como escudo, entrecruzados frente a su cara, mostrándole las cortadas frescas que había hecho sobre su piel. Jack instintivamente dio un par de pasos hacia atrás, asombrado y preocupado por la reacción del castaño, ¿creería que sería capaz de golpearlo?

-Lex, no-se paro en cuclillas para quedar más o menos a su altura, ignoró las marcas en los brazos de su novio, tragando saliva y dejando salir un suspiro que se llevaría toda esa angustia que comenzaba a carcomerlo-. Lexi, no te voy a golpear-pasó las yemas de sus dedos con precaución sobre las mejillas del chico, acariciándolas y limpiando las lágrimas con su pulgar.

-Yo-sollozó bajando su mirada y mordiendo su labio inferior, rezando para que el suelo se abriera y lo tragara en el momento, quedando protegido por una densa obscuridad que impediría que tuviera que lidiar con esa incómoda situación.

Alex estaba seguro de que Jack no sería capaz de golpearlo, había sido una reacción meramente instintiva que había aprendido durante todos los años que había pasado con su familia en Essex. En estado de alerta cualquier movimiento que se asemejara a los preludios antes de un golpe, detonaba ese mecanismo de defensa. No era algo en lo que Alex pensaba, pues no había salido a relucir hasta ese momento, cuando se dio cuenta de lo jodido de la situación, pero, ahora, era el menor de sus problemas.

-Oye, está bien-le aseguró Jack sin poder quitar su atención de los brazos de su novio. No estaba bien, nada estaba bien para ninguno de los dos, mas las palabras ardían al pasarlas a sus bocas, impidiéndoles siquiera externarlas por balbuceos.

Jack tomó la mano de su novio y la guardó entre las suyas, acariciando el dorso de ésta como siempre lo hacía para calmar a Alex. En realidad no sabía que hacer, estaba sorprendido por la calma que aparentaba cuando el dolor y la impotencia lo estaban consumiendo por dentro. Sus ojos se encontraron por un instante, separados por cristales humedecidos y una distancia menor a un metro, destruyendo la conexión una vez que Alex agachó la mirada. Se sentía sucio, avergonzado, averiado, recibiendo la decepción de su novio clavándose cual dagas en su pecho, era como si el morocho se hubiese dado cuenta de lo verdaderamente jodido que estaba, que no era lo suficiente para él, y, estaba seguro de que no tardaría en rechazarlo. Su estómago pegó un brinco ante el distorsionado recuerdo de esa expresión de asco que Jack le había dedicado al confesarle sus sentimientos, y por más que el lado lógico de su cerebro le gritara que esta vez no sería así, no podía creerle.

Roses || JalexWhere stories live. Discover now