nueve

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—Hola, Alex —sonrió Rian como ya se había hecho costumbre cada mañana. Era raro que aún fuera por él para escoltarlo a la escuela, pero desde hacía tiempo Alex había descubierto que Rian lo hacía por su propia convicción y no por la de su madre, por lo que accedía a que sucediera.

—Hola —lo recibió devolviéndole el gesto. Rian estaba atónito, jamás creyó ver al chico contento, sí, desde que llegó había progresado bastante, destacando principalmente la aparición de su habla. —Estás muy animado hoy, ¿ocurrió algo? —preguntó recordando lo que le había dicho el día anterior, había estado con Jack, y Rian sabía que había una relación entre esto y el buen humor del chico. Alex guardó silencio dándose cuenta de las intenciones de su amigo.

—Quédate con tus secretos, Gaskarth—rio.

Cuando separaron sus caminos al llegar al umbral de la entrada del plantel, Jack interceptó a Alex jalándolo hacia un costado del pasillo.

—¡Lex! —Jack exclamó animado tomando sus hombros.

—¿Jack?

—Mira estuve pensando toda la noche—explicó el larguirucho chico. Alex levantó la comisura derecha de sus labios, ¿Podría ser? Sintió un cosquilleo en su estómago y antes de que pudiera pronunciar palabra alguna, Jack prosiguió—, ¿y si empezamos una banda? Los ojos del chico parecían iluminados y más grandes de lo normal a pesar de que se encontraba sonriendo, se veía como un niño pequeño tratando de convencer a su madre para que le comprase un dulce, era demasiado adorable.

Alex sintió como un nudo se enredaba en su garganta, se sentía estúpido por creer que Jack se había cuestionado de la misma manera que él aquella noche, y se sentía aún peor por intentar expresar las conclusiones a las que llegó. No quería arruinar su amistad—. ¿De qué hablas? —se limitó a decir.

—Alex, tienes muy buena voz, aun cuando no puedas tocar un instrumento, tu voz es suficiente—sacudió a su amigo—. Mira, yo sé que parece inútil y lejano, pero si no lo intentamos, no vamos a saber qué pudo haber pasado.

—Es que...

—No te pido que te quedes si no te gusta, solo que lo intentes.

Alex suspiró. Era una idea tonta sí, pero le hacía tanta ilusión a Jack, sabía lo mucho que significaba para él, además, tener una banda los llevaría a pasar más tiempo juntos, se odiaría por lo que iba a ser, pero Alex era impulsivo—. Estoy dentro.

—¡Gracias! —Jack lo abrazó fuertemente haciendo que Alex sintiera mariposas inundando su abdomen—. Verás que no te arrepentirás—, el timbre sonó cortando su plática y haciendo que tomaran caminos distintos—, después nos organizamos. Te veo luego.

—Sí, nos vemos—susurró.

Alex se dirigió al laboratorio de química sin siquiera hacer una parada en su casillero, ya iba tarde y su mente se encontrada inmersa en confusos pensamientos. Sabía que a medida que sus sentimientos hacia Jack crecieran las cosas se complicarían, el proyecto de la banda solo había llegado para avivarlos. Él no quería arruinar su amistad, no quería perder a una persona a la que le había confiado tanto y que aun así no lo abandonó, pero al mismo tiempo necesitaba pasar tiempo con él, era egoísta, pero las emociones que le causaba Jack cubrían el dolor que su hermano le provocaban y la atención y seguridad que sus padres nunca le brindaron. Sí, su elección había sido impetuosa y quizá demasiado apresurada, pero prefería disfrutar lo que pudiera antes de que se acabase, además, estaban en preparatoria, ¿qué tan serio podría ser?

∆∆∆

─He estado pensando ─comenzó Jack, se encontraba acostado en las barras de metal que componían las gradas, con su cabeza justo al lado de las piernas de Alex, quien simplemente yacía sentado sobre esta.

Roses || JalexWhere stories live. Discover now