diecinueve

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—¡Lex!—resonó en la casa vacía la voz que Alex esperaba oír, haciendo que una sonrisa se formara en su rostro—. ¡Llegamos!

Rian cerró la puerta y ambos chicos se dirigieron para la alcoba de su amigo enfermo, cargaban algunas bolsas de papel con artículos que habían traído con la intención de ayudar.

—¿Cómo sigues, Lex?—preguntó Jack con una voz suave a la par que entraba a la habitación y dejaba las cosas en el suelo para acercarse a Alex.

—Podría estar mejor—dijo el chico. Por la manera en la que pronunciaba las palabras era evidente que tenía sus conductos nasales obstruidos y la garganta rasposa.

Jack se sentó al borde de la cama con la mirada en Alex, su piel se veía pálida como la leche, sus ojos al igual que su nariz estaban goteando y enrojecidos, sus labios estaban secos y su cabello había perdido el brillo, parecía un moribundo, aunque eso era algo común para Alex.

—Te ves de la mierda—rio Jack haciendo sonreír de nuevo al chico recostado.

—Me siento de la mierda—contestó Alex. Estaba envuelto en varias capas de cobijas, usando una sudadera de color gris y seguía teniendo frío.

—Perdón por la tardanza—dijo Rian organizando el contenido de las bolsas—, tuvimos que hacer algunas paradas.

—Mi mamá te hizo caldo de pollo—le informó Jack alegre.

—Ugh—exclamó—, no quería molestarlos, que estén aquí ya es demasiado.

—Está bien, Lex—le aseguró el moreno—, nadie nos está obligando, lo hacemos porque queremos.

—Pero y ¿tu trabajo?—Alex se alarmó recordando que entre semana Jack tenía que ir al restaurante de comida rápida a trabajar medio turno.

—Descuida, Vinny me está cubriendo—guiñó un ojo.

—Sí, yo tampoco creo que fue una buena idea—dijo Rian viendo la expresión de Alex mientras servía el caldo—. Pero él dijo que sí Jack podía hacerlo, no debía ser tan difícil.

Alex sonrió y Jack rodó los ojos.

—¿Pasó algo con tu mamá?—le preguntó Rian llevando el plato hacia la mesita de noche.

—No, creo que ni siquiera se dio cuenta que me quedé hoy.

Jack bajó la mirada a la par que jugueteaba con sus dedos, se sentía mal, le dolía que Alex no recibiera los cuidados ni atenciones que requería de la persona obligada a hacerlo.

—¿Ya tomaste algo?—cuestionó Rian—. La mamá de Jack nos dio unas pastillas para ti, pero no estoy de acuerdo con la automedicación y...

—Por Dios, Rian—volteó a verlo Jack—, es paracetamol, se vende sin receta.

Alex soltó una risita proseguida por tos—. Se ve que se están llevando bien.

Tanto Jack como Rian levantaron las cejas y este último volteó hacia otra dirección, sabía que Alex se refería a él y a sus prejuicios estúpidos.

—A mí siempre me cayó bien—se defendió Jack—, él era el que se hacía del rogar.

Rian negó con la cabeza y posó el dorso de su mano en la frente de Alex inmediatamente separándola, estaba hirviendo.

—Alex, necesitas destaparte, estás ardiendo en fiebre—le indicó—, ¿no tienes un termómetro?

—No quiero, tengo mucho frío—se quejó.

—Lex, Rian tiene razón—dijo Jack sintiendo la mejilla de su amigo.

—Les juro que si me quito las cobijas, me voy a congelar.

Roses || JalexWhere stories live. Discover now