Roses || Jalex

treinta y uno

n/a: Ay, amixes, llegamos a los 300 votos 💖 muchísimas gracias, lxs quiero mucho💞

─No debiste de haber venido.

-¿No querías que te acompañara?-arqueó una ceja apretando el agarre hacia su novio.

-No es eso-contestó bajando la mirada para evitar ver el edificio que se alzaba cruzando la calle-, no quería molestarte.

Jack suspiró-, amor, no me molestas.

-Pudiste haberte quedado en cama una hora más, de todas formas ya no tienes que asistir a matemáticas.

-Reprobé matemáticas, sí, pero igual creo que tendría que estar yendo para, tú sabes, ¿pasar el examen extraordinario?

Alex negó con la cabeza y rodó sus ojos-, ¿Y le vas a prestar atención hoy?-lo acusó-, no es como si supieras lo que vimos los parciales pasados.

-Como sea, Lex-gruñó-, no necesito una excusa para acompañar a mi nov... casi novio-corrigió-, a su primer día de clases.

-Casi novio, ¿Eh?

-Aún no te hago la pregunta-se encogió de hombros-, y de verdad quiero que sea especial...

-¡Ugh! Eres tan cursi.

-¡Vamos! A ti te encanta lo cursi, Lexi-se defendió-, además, no me cambies de tema, por supuesto que no te iba a dejar volver solo después de todo lo que pasó.

Alex desvió la mirada del rostro de su novio y clavó sus dientes en su labio inferior, intentando encontrar una pizca de autocontrol para no romper en un ataque de ansiedad ahí mismo. Las palmas de sus manos comenzaron a humedecerse de golpe, su estómago se anudó amenazando con vaciarse a la menor provocación y su corazón latía más rápido cada segundo que su mente se enfocaba a crear escenarios de lo que sucedería una vez la pareja cruzara la entrada. Ambos habían decidido que lo mejor sería no esconder su relación, puesto que lidiar solos con lo que fuera que vendría una vez volvieran a la escuela, sería un infierno, teniendo que guardar las apariencias para que nadie sospechara, sin poder siquiera tomarse de las manos en busca de confort, ni se diga abrazarse. Sería duro, ellos lo sabían, pero ya habían pasado por lo peor.

-¿Amor, estás bien?-le preguntó Jack casi en un susurro, con una voz suave y delicada, pues el chico parecía que rompería a la menor provocación.

Alex sacudió su cabeza frenéticamente, sin poder controlar sus acciones, casi dirigido por completo por el pánico y la paranoia-, Jacky, de verdad no quiero hacer esto-chilló-, no quiero volver a entrar, no quiero que nos vean, no quiero que sepan que existo, no quiero existir...

-Lexi, amor-, puso sus manos en los hombros del pequeño chico, sintiendo cómo temblaba, y clavó su mirada sobre la de él, no de una forma invasiva ni mucho menos, de una manera dulce y comprensiva-, yo tampoco quiero volver, dios, no sabes lo que daría por seguir en cama, abrazándote y acariciando tu cabello-pasó la yema de su pulgar por la mejilla del chico pellizcándola con suavidad, en un terso toque que espantó por un instante todas las preocupaciones de Alex una vez sus ojos se conectaron. Jack era su lugar seguro después de todo, su lugar favorito.

-Sé que es mierda, Lex, y que suena a algo que diría un adulto, pero de verdad lo tenemos que hacer-le explicó enchuecando la boca-, es cierto, ayer lo estaba pensando y no hay de otra.

Alex soltó una risita, con un semblante mucho más relajado, pero que cargaba con pesar lo que quedaba de angustia-, ¿nada? ¿Estás seguro?

-Sí, va a ser difícil volver a robarnos la camioneta.