Prólogo

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-Corea-

Caminamos por el estrecho túnel de las alcantarillas en la ciudad de Nairobi. Nuestros pasos hacían eco constante, sacando uno que otro susto cuando escuchaba un paso fuera de lugar.

- Esto es una locura hermana - regañé a Norte mientras la seguía por un estrecho túnel subterráneo.

- Cállate Sur, este fue mi plan desde el principio y ahora lo vamos a cumplir - se giró hacia mi sonriendo perversamente - Nos haremos malditamente ricos.

Desde que mi hermana me hablo sobre su plan de vender órganos de nuestra especie, sabía que no era buena idea involucrarme. Quería mantenerme lo más lejos posible de esto.
Pero como siempre, me traía arrastrando para cumplir sus caprichos.
Sentía que el túnel no tenía fin, los soldados detrás de nosotros marcharon sin quejas, pero me daban pena que no descansaran ni un segundo.

Norte se detuvo en una parte del túnel donde entraba más luz, mirando a su alrededor

- Aquí debería de estar - Ella susurro un poco harta - Espero esto no sea un truco de mal gusto.

- Tranquila, si quizo hacer negocios contigo es por algo - le ordene a los guardias que se sentarán para descansar.

- Si ese maldito no viene en cinco minutos nos largamos de aquí - me grito enojada.

- Como tú digas - suspire.

- Esto hará historia - sonrió maliciosamente - Seremos los primeros en implementarlo.

- Ni siquiera sabemos si nuestros órganos son compatibles con los de ellos, si los humanos se enteran, nos utilizarán como granjas, ¿No estás entendiendo la gravedad de que esto se haga público?.

- Cállate Corea arruinas mi momento - vocifero.

Después de unos tres minutos, pasos se escucharon del otro lado del túnel. Los guardias se levantaron con armas en mano. Norte sonrió de oreja a oreja arreglando su vestido para verse presentable

- Hola que gusto me da verte - saludo hacia la oscuridad - Sal, rápido, no tenemos mucho tiempo.

De la sombra del túnel, salió un hombre corpulento, vestido en una playera negra con manga largas y cuello alto, encima de eso un chaleco anti balas y pantalón estilo militar negro, armas colgando de sus piernas, espalda y caderas, con un casco de motociclista negro y guantes negros.
Ver aquella figura tan Grande e intimidante hizo que todos echáramos tres pasos hacia atrás.

Quise acercarme a Norte que se había quedado anonadada con su apariencia para alejarla pero se acercó a un más

- Me da gusto verte - Norte levantó su mano para saludarlo, pero el solo se quedó viéndola sin más.

No podía analizar sus expresiones pero se notaba el desinterés en su comportamiento.

- Bueno, a lo que vinimos no es así - tronó los dedos para que uno de los guardias se acercara a ella con el maletín - Te traje lo que me pediste, seguramente quieres experimentar con esto, así que te traje más de lo que tenías en mente.

Él asintió, tomándolo con suavidad de su mano y asentándolo en el frío suelo.
Lo abrió poco a poco, mostrando su contenido,
Órganos en bolsas.

- ¿De donde lo sacaste? - el hombre levantó una bolsa, abriéndola poco a poco y sacando lo que parecía un pulmón.

- Nuestra buena amiga China nos lo dono - Norte sonrió - Son órganos de representante de territorio chino, cien por ciento reales, no se si tengas el equipo adecuado para confirmarlo pero déjeme decirle que es prácticamente innecesario.

El hombre alzo un poco su casco, mostrando cicatrices de cortadas en su barbilla. Tomo el pulmón acercándolo a su boca y lo mordió.

Norte y yo saltamos, alejándonos de él con cierto temor.

- Acaba de comerse un pedazo de eso - le susurre a norte.

- Si ya se lo acabo de ver, genio - me susurro de regreso.

Levantó la cabeza, masticando suavemente mientras se bajaba de nuevo el casco. Después de un rato, un humo blanco salió de la parte de abajo del casco, exhalando amargamente.

- Si son - se giró a nosotros levantándose, haciendo que nos alejáramos más.

- Bien entonces - Norte se sacudió un poco - Dame el dinero para cerrar el trato, son veinticinco mil dólares.

El hombre no contestó, solo se quedó parado en su sitio.
Me causa conflicto no poder ver sus gestos faciales, podría estar haciendo cualquier cosa o pensando cualquier cosa sin que nosotros sepamos.

Después de un largo rato de silencio, hablo con el tono más siniestro y profundo que he escuchado en mi vida

- No.

- ¿Que? - Norte reclamo - ¿Como que no?, teníamos un trato, devuélveme el maletín si no me vas a pagar, alguien más lo hará.

Chasqueó los dedos para que uno de los soldados fuera por él. En cuanto el soldado se agachó para tomarlo, recibió una patada en la cara del hombre, haciendo que vuele hacia la pared.

- AHORA - Grite agitado después de ver esa escena.

Los soldados cargaron armas, disparando mientras Norte y yo nos escondíamos detrás de una pared. De reojo podía ver como el hombre los pateaba, tomaba del cuello y los ahorcaba, tirándolos al suelo con una fuerza impactante y pistándoles la cabeza sin piedad.
La ronda de balas duró cinco minutos, mis oídos no soportaban el sonido tan agudo y los gritos ahogados.
Después de un tiempo, todo se calmó, supuse que ya habíamos ganado por la tranquilidad del ambiente.
Norte salió primero, viendo a todos los soldados tirados en el suelo.

El hombre y el maletín habían desaparecido.

- Oh no - suspire alarmado - ¿Norte que hiciste?.

- Negocios, intente hacer negocios - Se giró hacia mi, tomando mi arma y matando a todos los soldados que quedaban.

- ¡¿Que diablos haces?! - le quite la pistola - ¿¡Estas loca?!.

- Nadie puede saber lo qué pasó, no le puedes decir a nadie - su voz le cambió a una más asustada - Seguramente ese chico es un loco cannibal con fetiches extraños, nada más, así que todo esto sólo fue un mal sueño.

- No, ese chico tiene problemas mentales, se comió un bocado de pulmón sin pensarlo - me jale del cabello estresado, imaginándome mil escenarios en los que nos buscan para quitarnos los órganos y hacer una granja de órganos infinitos - Tenemos que hablarle a ONU.

- NO - Ella grito apuntándome la pistola - A esa maldita zorra no, nunca, ya me odia con pasión y no le quiero dar razones para que me encarcelen.

- Basta de apuntarme el arma - se la quite - Ambos estamos metidos en este problema, lo vamos a solucionar.

- ¿Como lo haremos genio? - apunto a todos lados - No sabemos quién era o a donde se fue, no tenemos información al respecto.

- Creo que tengo a las personas indicadas en mente - susurre, tengo la esperanza de que ellos me ayuden.

Si nos volvemos a encontrar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora