Capítulo 34

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-Dinamarca-

Entre a la oficina de Noruega, me sudaban las manos de sostener el cordero, bueno igual por los nervios.

- ¿Noruega puedo hablar contigo? - pregunte viéndolo estresado sobre su escritorio.

- Ahora no Dina - tenia el teléfono pegado a la oreja apuntando unas cosas - Ando ocupado.

- Es importante - puse el cordero enfrente de él.

Lo miró desconcertado, para luego decirle a la persona con la que hablaba que le llamaría más tarde. Colgó, pellizcando un poco del cordero y comiéndolo

- Bueno el cordero siempre es algo importante - sonrió comiendo mas.

- Tenemos que hablar - me cruce de brazos.

- ¿Qué pasa ahora? - se limpió la frente - Si es Suecia otra vez te juro que.

- No es eso, es de mi y las niñas - inhale aire para sentirme más segura de mi - Ya no queremos estar en este programa de perfect women, yo estoy ahora mismo renunciando.

- No puedes renunciar al programa - Noruega se levantó - Es parte fundamental para subsistir.

Me giré enojada para no verle la cara, no podía creer lo que me estaba diciendo

- Lo dices como si fuéramos animales que tenemos que evolucionar.

- Eso es exactamente lo que hacemos.

- ¿De que estamos huyendo? - me giré a verlo - ¿De quien?.

Nos quedamos en silencio, él miró sus papeles sentándose y abriendo un cajón. Después de checar en su cajón sacó una carpeta colocándola enfrente mío

- De los humanos, es una carta del gobierno a nosotros sobre nuestro cambio para ser más family friendly - se cruzó de brazos

Tome la carpeta, abriéndola para leer la carta más absurda del planeta. En resumidas cuentas las personas tenían miedo de nuestros poderes y que fueras muy fuertes y para poder salir como personas normales a la calle tendríamos que adaptarnos para ser más agradables a la vista.

- Esto es un ridicules - agite la carpeta.

- ¿Que te puedo decir hermana?.

- Ya no quiero verme así - apunte a mi ropa - Esta cosa me aprieta el pecho y odio levantarme todos los días a las seis de la mañana para arreglarme el cabello.

- Bueno entonces dime - se levantó acercándose - ¿Que quieres que haga?.

- Renuncia al contrato - aporre el contrato en la mesa - Renuncia o no te volveré a llamar hermano nunca jamás.

Sus ojos se suavizaron juntando las cejas, me miró pidiéndome que no lo hiciera elegir, pero ya era momento de ver que le importaba más, la opinión pública o la familia.

- No se si pueda - me quizo tomar de los hombros pero me quite enojada.

- Sabia que no podrías hacerlo - me alborote el cabello mientras me iba - Adiós Noruega, no me vuelvas a contactar en tu vida.

Se escuchó el crujido de las hojas siendo cortadas.
Me volteé viendo a mi hermano con el contrato roto a la mitad, las tiro al suelo suspirando.

- Okay... hablaré con ellos - me dio una sonrisa de lado.

Me acerqué abrazándolo.
Ya podríamos ser como éramos antes.
Sin esposas en las muñecas y maquillaje extra.

Si nos volvemos a encontrar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora