Capítulo 28

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-México-

Levante la cabeza rápidamente, había una luz muy brillante entrando por la ventana, me cubrí los ojos con los dedos.

- ¡Ya despertaste!.

Mire a mi lado. Alberto estaba acostado en una camilla de hospital, con carritos y un trenecito de juguete en las manos. Se veía pálido, con ojeras enormes, con dos o tres mechones de cabello restantes.

- Si - asentí frotándome los ojos.

- Se me cayó más cabello ahorita que te dormiste - me pasó un mechón de su bello cabello cafe.

- Mmh, ya veo - lo tome con suavidad - Uno más para la peluca.

- Llevas recolectando mi cabello desde que se me empezó a caer - me estampó un coche en la mano.

- Si Bueno, las pelucas son costosas - sonreí estirándome.

- ¿Cuánto me falta para salir de aquí? - miro alrededor - Extraño mi casita.

- Pronto - me levante - ¿Voy por agua okay?.

El asintió sonriendo, jugando con sus juguetes.

Salí del cuarto, tomando un conito de papel y sirviéndome agua.
Tenía la garganta muy seca, no recuerdo en que momento me dormí.

- Señor México - una enfermera me llamo.

- Dígame - me acerqué.

- Tuvimos que... bueno... es medio difícil de explicar - la enfermera me pasó una hoja - Terminar con el tratamiento de Alberto.

- ¿Terminar? - mire la hoja alterado - ¡¿Como que terminar?!.

- Señor México el cancer de su hijo ya está muy avanzado, ya no tiene caso seguir gastándonos los medicamentos - la enfermera levantó las manos.

Estampe mi puño contra la pared, mis ojos se tornaron rojos

- Tu utilizarás cada gota de la medicina Y LO SALVARÁS - le grite casi rugiendo.

Un montón de enfermeras y un doctor entraron al cuarto de Alberto. Corrí pero me detuvieron.

- Señor no se acerque - la enfermera me saco.

- ¡EXIJO SABER QUE LE PASA A MI HIJO! - la empuje de lado.

- Esta teniendo convulsiones - carias enfermeras me detuvieron.

- NO - las estampe a todas contra la pared.

Entre al cuarto, que había cambiado a un cementerio.

"En memoria de Alberto" su tumba leía.

Me hinqué enfrente de ella, sintiendo un peso enorme en mis hombros.

- Tienes que despertar - Josefina me susurro, tomándome de los hombros.

- ¿Despertar? - reí con lágrimas cayendo por mis mejillas - Esto no es un sueño Jo.

Jo se inclino enfrente mío, tomando mi cara

- México... despierta - me hablo.

Sus ojos cambiaron a un tono azul claro

- Despierta - me ordeno.

-RUSIA-

Me acerqué lo más que pude, la cabeza de México estaba siendo aplastada, parte de sus dedos se tornaron grises.

Me puse arriba de él, tomando sus manos con el cuchillo

- Vamos México - empuje un poco más intentando clavárselo - Despierta.

Los ojos de México volvieron a la normalidad.
Tomo aire exaltado, viendo a sus manos

- ESTO ES POR JOSEFINA - gruño, clavándole el cuchillo.

ONU lo soltó, sus ojos tornándose blancos, poco a poco bajo sus manos hasta que tocaron el suelo, su piel se tornó gris, su cabello igual.

- Lo logramos - Susurre.

El edificio se partió a la mitad, haciendo que rodemos a la orilla de el.

- OH FUCK OH FUCK OH FUCK - El gringo se agarro de una antena.

- SUJETENSE LA CAÍDA VA A ESTAR - el edificio empezó a colapsar, una parte de el hacia abajo y otra de lado - MAL.

Una luz se emitió de él cuerpo de ONU, pegándonos a todos como un rayo, me tambalee, sintiéndome cansado.

México colapsó a mi lado, rodando fuera del edificio.

- Méx - quise estirarme para tomarlo pero no fui lo suficientemente rápido.

URSS, Alemania, Dina, Azteca y Estados Unidos colapsaron igual, sus manos tornándose azules.

Cerré los ojos, mi vista se tornó blanca, mientras sentía mi cuerpo caer.

Si nos volvemos a encontrar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora