Capítulo 18

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-México-

- Después de tanto tiempo... por fin - la chica katanas me pasó la afilada cuchilla por el cuello sin cortarme - Que cansado fue ir detrás tuyo como perro.

- Nadie te pidió que lo hicieras - le respondí antes de que me apretaran mas el cuello.

- Si... si me lo pidió alguien - me clavó la katana en el estómago - Cállate ya.

Me retorcí de dolor, intentando sacarme el cuchillo pero me lo incrustaba más y más.

- OYE - Biel le gritó - ¿Que te sucede?, él nos pidió capturarlo sin daños, no lastimarlo.

- ¿Y que importa lo que el pida? - me quito la katana del estómago y me dio una patada en la rodilla, haciendo que caiga de cara al suelo.

Bufé, quitándome la nieve de la cara, sentía muchísimo frío, no estoy acostumbrado a climas como este.

Me levante en mis rodillas, girando mi cuerpo para poner peso en una pierna y patearle la cara a la chica katanas.
Su casco salió volando, cayendo en la nieve, poco a poco deslizándose.
Se volteo a verme, tenía un lado de la cara quemada, ojos amarillos rasgados y cabello negro corto hasta la mandíbula.

- Imperio Japonés - suspire asombrado - ¿Estas viva?, Te vi morir esto es... imposible.

- Créeme - La otra se quito el casco, revelando su identidad, Nazi - Es muy posible.

Imperio japonés me gruño, clavándome la katana en la espalda y pisándome la cabeza contra el suelo.

- DETENTE - Biel la apartó - BASTA.

- Quítate rubia - Imperio Japonés le gritó - Quiero desquitarme.

- Eso no fue lo que él ordenó - me levantó del suelo, quitándome la nieve de la cara.

- ¿Y de aquí a cuando él da las órdenes?.

- Desde que las revivió - Biel se puso enfrente mío - Nazi quítale la cuerda.

- Yo no le pedí que lo hiciera, así que no estoy en deuda con nadie - levantó su katana para rebanarme la cabeza pero Biel la detuvo.

- Vamos a hacer lo que nos ordeno.

- Sabia que serías un problema - Imperio de acercó a ella amenazante.

- ¿Y que harás? - le contestó de regreso.

- Deshacerme de ti, luego de tu papá, matar a ONU y a Estados Unidos con mis propias manos.

Mientras tenían su absurda pelea, me desamarré poco a poco la cuerda alrededor de mi cuello.

- Como si pudieras matar a URSS - Biel se rio.

¿URSS? ¿Pero si ya está muerto?

Quizás me dio hipotermia por el frío y estoy alucinando todo esto. Mis pestañas se congelaban y ya no sentía mis dedos. Si no hago algo ahora para detener esto, no voy a poder hacerlo después.

- Quizás si le mato a lo más Preciado que tiene - me apunto a mi con la katana - Será más fácil.

- Lo dices como si México fuera su debilidad.

Si nos volvemos a encontrar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora