Los pequeños Abei, Shun, Charon e Ubriel, habían formado una muy bella amistad, los cuatro corrían escaleras abajo, mientras alegaban quien era el que llegaría primero a la planta baja.
La familia Benítez Mackay recién llegaba a la casa del lago con sus hijos y nuera, Ellen era otra hermana de Tessa, pero no era nada simpática con los que no eran nada de su familia.
Los niños seguían corriendo de un lado a otro, provocando las risas de los que estaban en la sala y la cocina.
De pronto un estruendo se escuchó por toda la casa alarmando hasta los que se encontraban en las habitaciones quienes salieron inmediatamente, Blake corrió escaleras abajo al ver a su hijo tirado en una infinidad de cristales y cerámica en el suelo, muchos pensamientos llegaron a su cabeza y se sintió tan mal cuando escuchó aquella mujer despotricar respecto a su hijo.
—Este pordiosero ha roto el jarrón chino de mi hermana— gritoneo, alarmando a los demás quienes se acercaban apresurados, mas asustados en que no le haya pasado nada a los niños que andaban jugando.
—¡Shun!— exclamo Naila. Corrió hacia su sobrino, lo levanto mirando la cortada en su rodilla
—Auch tía, duele— se quejó el pequeño.
—Sí, tenía que ser hijo de la servidumbre— volvió a gritar Ellen alterada, pavoneándose como si fuera la dueña y señora, con sus tacones finos y su falda de tubo ceñida a las piernas.
—¿Que sucede aquí?— los presentes se dieron vuelta ante la potente voz del señor Joseph quien sostenía a su hija menor por la cintura. Apenas iban atravesando la gran puerta de roble cuando escucharon el griterío, Joseph había hecho una mueca apretando el agarre en la cintura de su hija quien se quejó. Por otro lado Aixa esperaba que su tía no hubiese humillado a sus invitados o tendrían muchos problemas —¿puedes mantenerte en pié hija?
—Claro papi... estoy bien— Joseph se aproximó donde el alboroto viendo al pequeño tirado en el suelo con restos de sangre sobre su rodilla, Shun lloraba a mares, a ningún niño le gusta que le griten o lo regañen y menos si son desconocidos.
—¿Estas bien?— pregunto el señor hincándose donde el niño. Shun asintió mirando a su tía y al señor frente a él.
—¡Cuñado!— exclamo Ellen —te vas a lastimar ahí hincado.
—Por favor Ellen, no me pasara nada. Puedes pedir a alguien que limpie— dijo a su asistente. Olivia asintió saliendo del lugar rumbo a la cocina.
—Lo lamento señor Lawhorn, juro que le...— Joseph se puso de pie interrumpiendo cualquier cosa que saldría de la boca del muchacho, mirando a Blake frente suyo, ladeo la sonrisa y estrecharon manos.
—Pero mira si es mi yerno favorito— exclamó palmeándole el hombro.
—Creí que su favorito era yo, señor— exclamó Beng con un ligero asentó asiático desde el otro lado de la barrera de personas, las encargadas de la limpieza ya comenzaban a recoger los restos de vidrio, y los demás espectadores se dispersaban de nuevo a la sala.
—Oh, pamplinas muchacho, ambos lo son— le giño un ojo. Tara su futura esposa lo codeo y se besaron.
Aixa camino a paso rápido donde Blake se encontraba con Shun en brazos y Abei siendo tomada de la mano por su abuela, la familia Rosete se encontraba angustiada y preocupada, la tía Ellen no paraba de mencionar barbaridades en Contra de la angustiada familia, estaban enmudecidos y muy apenados con la familia de Aixa, pero ellos no merecían ser tratados así.
—Tia Ellen— hablo Aixa por primera vez haciéndose notar. Blake y los demás se giraron a verla, su ceño estaba fruncido y Blake creía que era con ellos su molestia.
—Princesa ¿cómo te encuentras?— para ser sincera, Aixa de sentía fatal se había lastimado los dedos con una de las mesitas en el camino y sus pies dolían horrores, y aún más estaba malditamente preocupada por su adorado caballo Shine.
Aixa ignoro la pregunta de su tía dirigiéndose a ella directamente.
—Basta tía, es injusto que le hables de esa manera, es un niño... déjame recordarte que tus hijos también fueron niños y eran muy traviesos... y jamás... jamás les hablamos como tú lo estás haciendo ahora con Shun.
—Pero princesa, no vez lo que ha hecho... ha roto el jarrón preferido de tu madre— dio un paso hacia Aixa, tratando de tocarla y hacerla entrar en razón. Pero la chica retrocedió negando.
—Si mamá estuviera aquí, no se pondría tan...— pensó la palabra adecuada para no faltarle el respeto a su tía— ¡dramática!, ella hubiera cogido al niño en brazos y llevado a la cocina para curar sus herida— iba seguir hablando pero lo que había dicho anteriormente a su tía activo un sensor en su cerebro; girándose de manera brusca vio a su padre llevar a Shun a la cocina junto con Blake, Aixa se quejó por el movimiento repentino, llevándose una mano a las costillas se sostuvo de la pared guardando el aire en sus pulmones hasta que el dolor paso para soltar este.
Los primos más pequeños de Aixa continuaron jugando solo que está vez en la parte trasera de la casa donde tendrían más espacio para correr y explorar, ya que no les permitirían correr dentro de la casa; aunque ninguno se haya molestado a excepción de Ellen, Samanta la hermana menor de Tessa había decidido que sus hijos menores jugarán afuera para evitar más problemas que seguro su hermana mayor le estaría recordando todo el día y resto de mañana.
—Gracias— salto Naila en el transcurso del camino dando un golpeo en el brazo a su amiga, haciéndola lloriqueando en el proceso, sus heridas estaban recientes al igual que los tatuajes que se había hecho antes de llegar a la casa del lago.
—Lamente que conocieran ese lado de mi tía tan pronto...— se mordió el labio apenada. —No tenía por qué haber actuado de esa manera, además fue solo un tonto jarrón.
—Si un jarrón que vale más de 4mil dólares— Aixa la volteo a ver preguntando como lo sabía —tu tía— musito obvia.
—Eso no importa ahora Naila. ¿Cómo estás?— preguntó acercándose al pequeño que estaba sobre el mesón siendo curado por el padre de Aixa quien mantenía una alegre y motiva conversación con los padres de Blake.
—Es un niño muy valiente, ¿verdad Shun?— dijo Joseph abriendo uno de los cajones que se encontraban en el mesón, tomo dos paletas y entrego una a cada niño presente, Shun asintió al papá de Aixa para después responder a la chica a su lado.
—Estoy bien Aixa, gracias— contesto.
—Me alegro mucho pequeño si esa bruja se atreve a lastimarte o te trata mal solo dímelo, ¿sí?— el pequeño no cabía de la emoción, la chica que él quería lo había defendido, su corazón se agazapaba en calor y lo demostraban sus sonrojadas mejillas. Aixa acarició los mofletes del niño, se inclinó y le besó para después limpiar el mismo con su pulgar —eres tan apuesto como tu padre— Aixa no se percató de sus palabras hasta que vio la sonrisa burlona de su padre y su hermana que recién entraba a la cocina pero había escuchado todo.
Ahora la chica era quien estaba tan roja como un tomate cherry. Blake deseaba que Aixa se girara, desde su posición apreciaba los pómulos de la chica con un color intenso, sonrió, porque eso le daba una señal más de que ella sentía algo por él; aunque fuera demasiado rápido... le era imposible de olvidar aquello de su pasado que era tan parecido a lo que vivía en el presenté. Pero debía dejar los bellos recuerdos en el baúl, si quería darse la oportunidad de conocer y llegar a algo más serio con Aixa.
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進む SUSUMU © ✔️
RomanceSUSUMU del japonés (ir hacia adelante... en español Seguir adelante) Blake jamas imagino que sufriría el dolor de la perdida de un ser amado tan rápido, siendo ahora un viudo con dos hijos que tendrá que salir adelante a pesar de todas las circuns...