volver a verte

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—Sí, somos primos.

—Eso es grandioso, eres muy guapo y tienes sentido de la moda.

Aixa y Alain rodaron los ojos, ya se les hacía que su madre se estaba tardando en lanzar ese tipo de comentarios contra sus amigos, pero han de admitir que esta vez su madre tenía razón, pues Chae se miraba condenadamente guapo en esos pantalones de mezclilla oscura, la bufanda doble cara gris y café junto a la camisa negra hacían buena combinación con la chamara tipo aviador que llevaba y los zapatos tipo botines cafés.

Cuando el ambiente se había tranquilizado ya todos se hallaban sobre a la mesa degustando una deliciosa pasta italiana a la boloñesa más pastel de carne y queso fundido, las copas de vino y jugos de arándanos y uva eran la compañía perfecta para los deliciosos platillos.

—Es hora de abrir los regalos— aplaudió Nidail siendo apoyada por la rubia de Erin, ambas amigas de Aixa quienes también eran conocidas por los padres de esta.

Se dirigieron a la sala donde los muchos regalos tanto para ella como para el futuro integrante de la familia esperaban por ser abiertos.

El primero en extender su regalo fue Alain.

—Te va a encantar, hermanita— la sonrisa en el rostro de Aixa decía que no se equivocaba. Despegó el lazo de la caja y tiro de esta hasta que cedió abriendo los pliegues que la mantenían cerrada.

—Woah, es... ¡gracias Alain!— se lanzó a los brazos de su hermano agradeciendo. Tapo rápidamente la caja para que nadie más pudiera ver lo que era; pero estaba segura que le seria de muy buena ayuda.

Los demás regalos variaron entre ropa y juguetes para él bebe, aixa solo había recibido peluches de dudosa procedencia, pues ella estaba más que segura que todos tenían el nombre de su bebe por doquier.

Tessa le había regalado una maleta con ropa de la próxima colección que lanzaría, pues también era diseñadora de moda adema de haber sido modelo.

—Espero que puedas hacer el viaje, Aixa— estiro el ticket a su hija, eran dos boletos, Tessa había anticipado que sus dos hijos menores viajaría juntos como siempre lo hacían.

Ahora era el turno de Joseph, abrazo a su hija y le beso la cabeza, la tomo de las manos y deposito una cajita de terciopelo rosa con un moño por encima, sonrió viendo el brillo en los ojitos de su hija.

—Recuerdas aquella casa, con el jardín al frente— asintió entusiasmada —pues no te compre esa casa.

—Paapaa— se quejó por la burla de su padre.

—Es broma hija... es toda tuya.

Los ojos de Aixa redoblaron su tamaño, di un par da saltitos antes de saltar a los brazos de su padre chillando de felicidad, nadie sabía cuánto era que deseaba aquella casa, más que su padre.

—Gracias, gracias, gracias... te amo papi...

—¡Aixa!— sonrió al girar y mirar a Chae justo detrás de ella. El hombre le extendía una caja de cartón con múltiples diseños abstractos, sobre la tapa había un moño gigante con un par de almohadas unidas tal como el tatuaje que ella tenía, Chae sonrió al ver que la chica entendía el mensaje.

Cuando destapo la caja, globos de colores salieron volando esparciéndose por el techo, se llevó las manos al pecho, sus ojos se aguaron, un par de zapatitos de bebe se encontraban dentro de una caja pequeña, los tomo entre sus manos sacándolos de la caja, causando la exclamación enternecida por los diminutos zapatitos de las mujeres, pero eso no fue lo que la conmovió.

Se suponía que eso se lo tenía que regalar Blake no Chae, pero agradecía que Chae fuera tan atento, a pesar de que ella le dejo bien en claro que no podía corresponder a sus sentimientos por su resiente fracaso en el amor. Además aun sentía algo por el hombre.

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