capítulo 35

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—No Abei, no— se apresuró a decir Shun —se trata de Aixa— Blake se congeló en su lugar al escuchar el nombre de su ex novia. Su corazón dio un vuelco latiendo más rápido de lo normal. Se llevó una mano al pecho tratando de tomar el aire perdido por la impresión, se tomó de la pared cuando sus pies amenazaron con no sostenerlo más a punto de desmayarse.

—¿Aixa tiene un bebe?—pregunto Abei. Se rasco la cabeza viendo confundida a su hermano. Shun asintió. Se sentía contenta por tener un hermanito pero a la vez triste porque no podría conocerlo, no hasta que saliera de ahí.

—Sí, y se llama Gianni. Es muy bonito, tiene los cachetes rojitos y gorditos, sus dedos son tan pequeñitos y es tan parecido a papa— confeso Shun con una gran sonrisa, la emoción le había ganado también a él.

—¿Cómo lo sabes?

Eso mismo quería saber Blake... ¿Cómo era que su hijo lo sabía y el no? Aixa le había ocultado la paternidad del bebe. ¿Pero porque? Aun así le fue imposible no sonreír ampliamente por saberse padre del hijo de Aixa, ya platicaría con ella al respecto cuando la volviera a ver.

—Aixa me lo confeso...— susurro Shun, con sus dientes expuestos en una sonrisa genuina.

—Entonces tenemos un hermanito.

La efusividad con la que Shun meneaba su cabeza afirmando mareaba a la pequeña quien había dejado de comer. Pero al ver a su padre cerrando la puerta hiso señas a su hermano para que guardara silencio y retomo su labor de comer lo poco que quedaba en su plato.

Blake se excusó con sus hijos y salió corriendo de la habitación de Abei; en la sala de espera le pidió a su madre fuera a cuidar a los niños para el así poder buscar a Aixa con más tranquilidad, el hospital era grandísimos y no creía encontrarla tan rápido.

Después de un par de horas que llevaba buscándola se dejó caer en una silla en la cafetería, no había rastros de ella ni de ninguno de sus familiares.


El pecho se le comprimía y expandía con brusquedad con el paso de las horas. Estaban en el tercer piso donde se llevaba a cabo la cirugía del pequeño Gian. Se encontraba nerviosa y demasiado angustiada.

Todavía no les daban información acerca de la cirugía de su bebé. Uno de los ayudantes de doctor Barley había salido hacía más de cuatro horas para informar que le habían establecido la alergia y la temperatura y después de media hora de reposo lo habían metido a quirófano para tratar la malformación en su sistema auditivo; y era hora que no tenían más información al respecto.

Aixa miro su celular cada minuto que trascurría llegaba un mensaje de aliento de sus amigos con buenos deseos para la pronta recuperación de su bebe.

—¿Porque tardan tanto— Chae se acercó a ella abrazándola por los hombros, acariciándolos es el proceso mientras la pegaba a él.

Aixa se dejó querer; lo necesitaba más que nunca.

—Todo saldrá bien, hermosa. Ya lo veras.

Alain hablaba por teléfono seguro con su "no-novia" sus padres habían ido a la cafetería de enfrente para comprar algo de comer distinto a lo de la cafetería de la clínica.

Los minutos se convirtieron en segundos, Joseph y Tessa habían vuelto con provisiones; una caja de lates tibios y otra más con burritos, sándwiches y postres de menta, chocolate y fresas.

Aún quedaban muchas horas más de espera.

Cuando el reloj de pared de la clínica marco las 6:30 de la tarde el doctor Barley se asomó por la puerta del quirófano con una amplia sonrisa en sus labios. Se acercó a paso raudo hasta donde estaba la mamá de su pequeño paciente, se posó frente a ella y sonrió.

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