capitulo 10

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BLAKE

Blake se debatía para ponerse un moño negro, Naila había llegado a su casa por eso de las 6:30 alegando que tenía que ayudarlo a escoger algo adecuado porque conociendo a su amiga y por la llamada que le había hecho, estaba segura que echaría la casa por la cocina. Blake agradecía a su hermana el que estuviera ahí ayudando a sus hijos a vestirse -¡demonios!- soltó, volviendo a desatar el moño en su cuello, no recordaba cuando fue la última vez que se había sentido tan nervioso ni siquiera cuando tuvo su primera cita con su difunta esposa.

Y ahora esa chiquilla de ojos preciosos lo hacía trastabillar al caminar y ponerse tan nervioso que hasta se le olvidaba como hablar y quedaba enmudecido, por eso amaba a sus hijos y la ayuda que le daban inconscientemente.

-Woah, estas guapísimo hermano...- Naila se adentró al cuarto de su hermano, plantándose frente a él, estiro su mano y le acomodo el moño.

-Gracias... llevo todo el santo día tratando de hacer este dichoso moño- Se quejó. Tomo el saco azul fuerte poniéndoselo, tenía ligeros destellos que se reflejaban con la luz, se miró al espejo y le sonrió a su hermana.

Una vez estuvo listo ambos salieron de la recamara bajando las escaleras para llegar a la planta baja. Ahí esperarían a que bajaran los hijos.

-Naila... crees que tu amiga se moleste si no le llevo ningún presenté.

-No lo creo, te he dicho que no es como las demás chicas... no le gustan los objetos caros y ama la sinceridad de las personas... pero si quieres llevarle algo puedo llamar a los "franco" para que te hagan un arreglo de rosas blancas, ama las rosas blancas y rojas- Blake asintió, el dueño de la florería franco era amigo de sus padres y estaba seguro que le harían una rebaja en la compra de la docena de rosas blancas... pero estaba preocupado por quedarse sin dinero para la semana y está recién empezaba.

-Tranquilo, Blake- Naila acarició su hombro, conocía perfectamente a su hermano y sabia estaba afligido por el hecho de no tener dinero para llevarle algo más que flores... pero si algo sabía perfectamente ella era que Aixa odiaba a los chicos pretenciosos que aparentaban ser algo que no eran y que solo se acercaban a ella por dinero, o posición social.

-Llamare a la florería y pediré el arreglo... tú no te preocupes por el dinero yo las compraré por ti.

Pequeños pasos resonaron por las escaleras, ambos levantaron la vista viendo a Shun y Abei bajar tomados de la mano. Eran niños encantadores y muy educados, Blake sonrió con los ojos aguados al ver a su pequeña, era tan idéntica a su madre. Cuanto extrañaba a Romina, estaba tan seguro que su ex esposa donde quiera que estuviera le mandaba todas las vibras para que él y Aixa pudieran ser algo más que amigos; pero el, también creía que era muy rápido para catalogar lo que le pasaba como un enamoramiento aunque no negaba que se sentía sumamente atraído por esa niña.

-Me miro bonita papi- Abei giro un par de veces haciendo bailar su vestido al igual que su cabello que estaba recogido con una pequeña pinza en la parte

posterior de la nuca. Naila le había arreglado el cabello y sus labios se miraban rosados por un labial que había utilizado su tía.

Blake sonrió mirando a sus dos pequeños. En que instante habían crecido tanto, Abei se estaba convirtiendo en una niña muy hermosa y Shun era toda una réplica de él, igual de caballeroso y simpático.

-Te miras hermosa, mi pequeña Abei- la estrechó en sus brazos llenándola de besos -y tu mi campeón, estas muy apuesto.

-¿Crees que le guste a Aixa, papá?- Blake se desconcertó con la pregunta de su pequeño, lo abrazo también aun manteniendo a su pequeña del otro lado, acaricio su cabeza y deposito un beso en su melena mientras le decía que estaba seguro que la cautivaría con su elegancia.

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